Roger Federer devuelve una bola ante Del Potro. / Efe
"¡Allez!" grita Tsonga apretando el puño. "¡Allez!" exclama la grada, entusiasmada con su tenista. Un guerrero de las pistas, un jugador superlativo que tiene contra las cuerdas al número uno del mundo. Un Djokovic capaz de levantar cuatro bolas de partido cuando peor jugaba.
El partido se mueve por impulsos. El ambiente, más parecido a una eliminatoria de Copa Davis que al que habitualmente reina en París, aporta su granito de arena para darle mayor heroicidad al choque.
El galo lo tiene en su mano. Tiene el apoyo del público, tiene golpes, tiene confianza y tiene el marcador a su favor. Es su gran oportunidad para meterse en semifinales de un torneo donde le adoran. Y no ha sido fácil llegar a ese momento privilegiado. Ha tenido que levantar un primer set donde Djokovic le barrió de la pista y un segundo parcial en el que el serbio mandaba con una rotura de servicio a su favor.
Pero cuando peor estaba, sacó a relucir su inmenso potencial. Levantó un segundo parcial obteniendo los puntos en los momentos decisivos. En el segundo set rompió al final de la manga. Al igual que en el tercero. Dos juegos claves que le impulsaron y que le pusieron con dos parciales a uno a su favor. Y ya en el cuarto acto, los cuatros primeros puntos del décimo juego, que a la postre sería decisivo, devuelven la ilusión que necesita la afición gala, necesitada de alguna alegría desde los tiempos de Noah.
Tsonga tiene dos bolas de partido. Son dos oportunidades de acariciar el cielo de París, de saborear la miel del triunfo, de conseguir uno de los triunfos más importantes de su carrera. 'Solo' tiene que aprovechar una de las dos bolas de 'break' que dispone. Pero ahí Djokovic saca su garra de campeón. Se hace fuerte desde el fondo de la pista y conecta cuatro puntos seguidos que le mantienen vivo en el encuentro.
Cuatro bolas de partido
El cuarto parcial avanza y de nuevo, con 6-5 a su favor, Tsonga tiene una bola de partido, la tercera, donde se precipita y desaprovecha la ocasión con una derecha a la red. Llega a tener una cuarta opción para cerrar el partido, donde Djokovic juega a la perfección y consigue el punto con un remate y más tarde hace el juego. Y para darle mayor dramatismo, el set llega a la muerte súbita. Ahí, donde la presión puede con los mediocres, donde los temores bloquean los brazos, cada uno da lo mejor de sí mismo. Es en ese momento cuando el número cinco del mundo levanta dos bolas de set y pasa la presión a Nole. Pero como viene haciendo la temporada pasada y esta, se salva de la quema a base de corazón y de golpes; a base de talento y convicción.
En el último acto, Tsonga ya no puede con el mazazo psicológico que ha supuesto dejar escapar cuatro bolas de partidos. Y el galo termina un encuentro que pierde por 6-1, 5-7, 5-7, 7-6 y 6-1 con la toalla envolviendo su rostro . Un choque en el que estuvo más cerca que nunca de alcanzar la gloria pero en el que Djokovic demostró por qué ha llegado a ser el mejor jugador del momento.
Antes de que Tsonga estuviese a punto de noquear a Novak Djokovic, Roger Federer levanta dos sets a cero en contra ante Del Potro y cierra su pase a semifinales gracias a su triunfo por 3-6, 6-7, 6-2, 6-0 y 6-3. Son las semifinales esperadas. Son dos triunfos muy trabajados y heroicos. Es la furia de dos de los mejores tenistas de la historia que se verán las caras en las semifinales del torneo.
