La insólita amistad entre una mujer y un abejorro enfermo
Fiona Presly ayudó a salir adelante al insecto, desprovisto de alas, forjando un asombroso vínculo con él
El perro tiene el honor de ser considerado el mejor amigo del hombre. Las historias que hablan de lazos entre canes y seres humanos se cuentan por miles, incluyendo algunas tan entrañables como la de los perros callejeros que se presentaron en el funeral de la mujer que les cuidaba . De vez en cuando conocemos algún relato atípico en que una persona establece una relación con un animal salvaje, caso del hombre que lleva 30 años visitando al pez al que salvó . Pero, ¿qué hay de los insectos? ¿Pueden ser también 'amigos del hombre'?
Fiona Presly está convencida de que sí y así lo muestra en su cuenta personal de Facebook , en la comparte experiencias e imágenes de su curiosa amistad con Bee, un abejorro al que salvó la vida. Esta mujer, asistente de biblioteca en Inverness (Escocia), avistó un abejorro en su jardín la pasada primavera. Nada extraordinario salvo por un detalle: el insecto era víctima de un virus que impedía que desarrollase sus alas con normalidad. No podía volar, tan solo caminar como si fuese una hormiga .
Como es obvio, el abejorro estaba en serios apuros y sus posibilidades de supervivencia eran escasas. Fiona se apiadó de él y decidió hacer cuanto estuviese en su mano para ayudarle a salir adelante. Para ello empezó por construir un 'mini-jardín' aislado y protegido , donde el abejorro (al que llamó Bee) pudiese vivir a sus anchas. Con una vieja sombrilla y unas cuantas macetas fabricó una residencia de auténtico lujo para el insecto. Hasta colocó una pequeña casita de madera para que Bee tuviese un rincón en el que cobijarse.
Las atenciones fueron mucho más allá. Fiona llevaba cada día pequeños vasos de agua con azúcar para su abejorro, que fue fortaleciéndose poco a poco. Con el paso de los días, Bee empezó a comprender la rutina y asomaba rápidamente cada vez que su dueña se acercaba al pequeño jardín. La mujer quiso ir más allá y probó a tomar al animal en sus manos. Lejos de inquietarse, los 'mimos' parecían agradarle ; así que se convirtieron en costumbre y la relación se estrechó considerablemente.
Para sorpresa de su familia y amigos, Bee comenzó a pasar tiempo con Fiona en el interior de su casa. Resulta complicado identificar sentimientos en un insecto, pero parece que este abejorro fue feliz viviendo junto a una persona, porque su vida fue bastante más larga de lo habitual en esta especie . Desde que murió, Fiona no ha dejado de compartir en Facebook las fotos que dejan constancia de su amistad. Porque para ella, digan lo que digan los demás, Bee fue un gran compañero.