Especial

Paco de Lucía, el maestro de la guitarra que revolucionó el flamenco

Se cumplen diez años del fallecimiento del guitarrista algecireño, una leyenda viva y universal

Tribuna Libre: Diez, por Francisco Perujo

Paco de Lucía, una vida en imágenes

Hoy hace diez años que el genio dejaba al mundo del flamenco deshabitado, desierto. Solía pasar largas temporadas en Yucatán (México), frente al Caribe. Y fue allí donde se encontraba cuando comenzó a descabalgar al ritmo de su corazón mientras jugaba al fútbol con su hijo Diego, segundo fruto de su relación con Gabriela Canseco. No se pudo hacer nada por él, pues no superó el infarto masivo que había sufrido en Playa del Carmen.

Paco de Lucía, por aquel entonces, estaba inmerso en uno de sus periodos de descanso. Era un revolucionario. Necesitaba alejarse de su guitarra «para reconciliarse con sus manos». Este instrumento era un tesoro para él, pero también su calvario. Tanto que a veces le llamaba «hija de la gran puta» a esas seis cuerdas ingratas. A Paco le dolía y por eso viajó a México.

Paco de Lucía nació en el barrio de La Bajadilla de Algeciras, poblado mayoritariamente por familias gitanas. No fue a la Universidad, aunque en muchas de las imágenes de archivo se puede ver a un Paco muy amante de la lectura. No le faltaba un libro en su mesilla de noche. Su padre, Antonio Sánchez, se empeñó en que su hijo aprendiera a tocar la guitarra. Y así fue. Apostó por el diapasón de la guitarra flamenca para situarla en el olimpo de la música.

No se entienden las raíces de la guitarra flamenca sin Paco de Lucía. La amplia discografía del maestro sumó más de treinta obras. Y a día de hoy, todavía resuena su guitarra. Aún ruge aquella rumba postrera –'Entre dos aguas'- en cualquiera de los rincones del mundo. Sin ir más lejos, el pasado mes de enero, en la celebración de Fitur, el pabellón de Andalucía se inauguró con Paco de Lucía. Porque el algecireño es identidad cultural, historia gaditana y símbolo flamenco. Paco es inmortal. Su guitarra, también.

Hoy hablaríamos de la canción más popular en Spotify. La más escuchada. Entre las diez mejores del mundo. Son otros tiempos. Pero la realidad es que esta mítica pieza de Paco de Lucía traspasó fronteras. Y tanto que las traspasó. Pocos saben que 'Entre dos aguas' se creó por casualidad. Su talento le permitía transformar el flamenco de un segundo a otro.

Revolucionó las cuerdas de su guitarra

Fue en la casa Polygram en 1973 donde se creó aquella obra. Paco estaba grabando su álbum 'Fuente y caudal' cuando el productor José Torregrosa le dijo que «una pincelada más me falta para completar el vinilo». Así que al maestro no le hizo falta nada para revolucionar esas cuerdas.

Algunos documentalistas hablan de «una rumba que estaba más o menos vista». Y así fue. Como referencia eligió la afamada canción de Las Grecas 'Te estoy amando locamente', de Felipe Campuzano. Sólo hay que canturrear el principio de ambas canciones para saber que el algecireño lo volvió a hacer. Paco de Lucía era capaz de reconvertirlo todo al flamenco.

Y es que a Paco le querían en el mundo entero. Alteró incluso el cajón peruano. Conoció a Chabuca Granda en Lima e hizo al flamenco más acústico. Y también fue polémico. Porque Paco no pasaba desapercibido ni aunque lo quisiera. Se habla de su controversial concierto en el Teatro Real de Madrid en 1975 por su gesto de tocar con las piernas cruzadas, en vez de apoyar la guitarra inclinada sobre una pierna. A él poco le importaba. Continuó desafiando. Y afinando.

Fueron muchos los galardones del gigante de la guitarra flamenca. El premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1992). Distinción de Honor de los Premios de la Música (2002). El Pastora Pavón La Niña de los Peines de la Junta de Andalucía (2002). El Príncipe de Asturias de las Artes (2004) y el Grammy al mejor álbum flamenco (2004). Su magisterio ha sido reconocido además con la distinción de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz (2007) y por la Berklee College of Music (2010).

Vídeo: Entre dos aguas

Su guitarra nunca se apagó. Suena hasta en Nueva York. Estos días, con motivo del décimo aniversario por su fallecimiento, el Carnegie Hall neoyorquino acoge el mayor de los homenajes al maestro que revolucionó el flamenco lejos de la ortodoxia. Más de 30 artistas de primera línea, muchos de ellos los que vivieron con el genio en Algeciras, recuerdan su magisterio y abanderan su trayectoria.

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