TURISMO

Los chiringuitos gaditanos estrenan temporada con una previsión récord de clientes pero con menos gasto

La inflación y la ausencia de ahorros pasan factura

Los empresarios inician el primer refuerzo de plantilla para abordar la Semana Santa

Los chiringuitos del litoral gaditano se preparan para la Semana Santa LA VOZ

JAVIER RODRÍGUEZ

CÁDIZ

Una de las imágenes típicas del litoral gaditano durante el mes de marzo era el montaje de los primeros chiringuitos de playa, sin embargo, esta tradición se ha ido perdiendo en la mayor parte de los municipios costeros al contar con establecimientos fijos que abren todo el año. La situación empezó a cambiar en 2013 con las modificaciones de la ley de Costas y en 2015 fue cuando empresarios, ayuntamientos y la Junta de Andalucía iniciaron un nuevo ciclo para que este sector pudiera desarrollarse con menos trabas, pero cumpliendo con la normativa medioambiental.

El presidente de la Asociación de Empresarios la Costa de Cádiz (AECCA), Antonio Guerrero, ha destacado que casi la mitad de los 111 chiringuitos que se reparten en el litoral de Cádiz mantienen sus puertas abiertas los doce meses del año. No obstante, la llegada de la Semana Santa es la que marca ahora el pistoletazo de salida de la temporada. Las concesiones administrativas para ocupar sitio en las playas de Cádiz superan las 300 entre chiringuitos, kioskos, hamacas y espacio para hoteles. El sector ofrece en la provincia unos 2.000 empleos directos y, precisamente ahora, con el inicio de la temporada arranca el primer refuerzo de plantilla, aunque la contratación más numerosa será en mayo.

Según datos de la Diputación de Cádiz, entre el turismo directo, el indirecto y el inducido, la actividad deja hasta 1.622 millones de euros solo en los meses de verano. En este sentido, Guerrero avanza que la temporada de 2024 se espera también de récord, «aunque ya en 2023 se advirtió la presencia de más visitantes, pero con menos capacidad de gasto». Según el responsable del sector, la inflación y la ausencia de ahorros pasan factura a las economías domésticas. Las estimaciones que hacen es que, mientras que en un restaurante 'convencional' en una ciudad playera el servicio ronda los 30-40 euros por cliente, en un chiringuito esta cifra se reduce a los 20 euros por cabeza.

 

El buen tiempo anima las expectativas de primavera y augura otro verano de lleno

 

 

La apertura de los chiringuitos en invierno es clave para favorecer la desestacionalización y también para inyectar energía a la economía local. El sector ha ganado peso. No hay que olvidar que los chiringuitos generan el 6% del PIB nacional. Son concesiones administrativas y la lucha por la ocupación de la arena de playa no ha sido fácil. Un negocio costero estándar, sin muchos extras exige de una inversión inicial cercana a los 400.000 euros. Sus ingresos anuales pueden superar los 500.000 euros, depende mucho del modelo de negocio, pero en ocasiones los gastos suelen ser superiores a esta cifra. En cualquier caso, los chiringuitos despegaron con fuerza el pasado verano tras el varapalo de la pandemia y las restricciones de 2020 y 2021. En 2022 comenzó la subida y en 2023 siguió la tendencia al alza, algo que se repetirá en 2024.

Cambio climático

El clima es clave para favorecer la apertura de los chiringuitos en invierno. En este sentido se pronuncia también Iván Periano, responsable del chiringuito Tirabuzón, en Cádiz, que asegura que el cambio climático ha provocado un verano más largo y un invierno más suave. Esta situación ha llevado a extender una temporada que abarca desde marzo hasta casi noviembre.

Entre 2012 y 2013 se llevó a cabo un ingente trabajo de actualización y renovación de concesiones de playa en Cádiz, que permitió regular a más del 70% de los chiringuitos y permitir su apertura. Las concesiones de ocupación están dadas, pero otra cosa bien distinta es la explotación, que depende de los consistorios y en ese segundo punto también se ha avanzado con los ayuntamientos.

Desde la Asociación de Empresas de Costas de Cádiz (AECCA) se observa con cierto optimismo la temporada que está a punto de arrancar. Fue en 2015 cuando los chiringuitos de Cádiz unificaron su imagen y comenzó así para muchos de ellos su aventura de abrir en invierno. La patronal del sector entiende que el objetivo es convertir estos establecimientos en restaurantes de playa durante todo el año. De hecho, ya forman parte de la guía gastronómica de los municipios costeros. Así, las concesiones por quince años prorrogables permitieron en su momento a los empresarios realizar inversiones en estructuras nuevas. De esta forma, la ley sopló a su favor en materia de ocupación. Gracias a los ajustes legales, el chiringuito pasó a tener unas nuevas dimensiones, es decir, 150 metros de local, 50 de terraza y 70 de terraza desmontable, además de los 30 de aseos, que no computan.

 

El cambio climático, con veranos más largos y inviernos más suaves, ha favorecido al sector

 

 

Las costas españolas han sido, a lo largo de la historia, uno de los elementos del paisaje más protegidos contra la edificación descontrolada. Desde 1988, la Ley de Costas ha desempeñado un papel crucial en la regulación del uso del dominio público marítimo-terrestre, con un enfoque particular en la protección de las playas. La Junta asumió las competencias de este asunto en 2011, aunque la situación de varias instalaciones salpica directamente al Ministerio, a través de la Demarcación de Costas. Tanto la Administración central como la regional se encargaron de regular la ocupación, mientras que los ayuntamientos tienen la potestad de otorgar el permiso de explotación mediante sus respectivos planes municipales de playa.

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