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Las últimas agresiones hacen saltar las alarmas en el sector sanitario de Cádiz
verano
El ataque con un puño americano sufrido por un técnico en Cádiz y las amenazas a una enfermera en Villamartín reactivan las denuncias del personal
Los golpes, las amenazas, los insultos, la violencia verbal o las intimidaciones se han convertido en actitudes y comportamientos cada vez más habituales en los centros sanitarios de la provincia de Cádiz. Técnicos, administrativos, auxiliares, enfermeros o médicos son las víctimas habituales de unas conductas que no cesan pese al endurecimiento de las sanciones y a un plan del SAS que no termina de convencer ni de funcionar, a tenor de los últimos episodios.
De hecho, el número de agresiones a los profesionales no para de crecer año tras año y las últimas cifras fiables facilitadas por el SAS en relación al año 2021, constataban un aumento considerable, hasta el punto de que Cádiz es la segunda provincia de Andalucía en número de agresiones, sólo por detrás de Sevilla. Hasta 196 ataques pudieron contabilizarse en un fatídico 2021 en la provincia gaditana, con un aumento porcentual de hasta un 16% con respecto al año anterior y con una preocupante fijación por las mujeres, con 142 víctimas.
Sin duda, una situación que preocupa mucho a los colegios profesionales y a los sindicatos, quienes no han parado de reivindicar medidas de seguridad y un plan efectivo para poner fin a la situación. Sin embargo, estas medidas no llegan, como demuestran las dos agresiones sufridas por los profesionales sanitarios de la provincia gaditana en estas dos últimas semanas.
El ataque sufrido por un técnico de emergencias de una ambulancia en Cádiz, que fue agredido con un puño americano, y las amenazas e insultos a una enfermera el pasado lunes en el centro de salud de la localidad gaditana de Villamartín han vuelto a hacer saltar las alarmas entre los sanitarios gaditanos.
«Hemos solicitado la presencia de vigilantes en todos los centros del Distrito»
José María Villalta
Delegado del CSIF
Así lo pone de relieve José María Villalta, delegado de CSIF en el Distrito Bahía-La Janda. «Condenamos todo tipo de agresión a los profesionales e instamos a estos a que denuncien dichos actos. Para ello, desde CSIF les ofrecemos todo nuestro apoyo y asesoramiento», apuntaba el portavoz sindical, que ponía sobre la mesa las reivindicaciones que se estaban llevando a cabo desde el CSIF.
Más seguridad y protección
«Hemos solicitado en innumerables ocasiones en Comités de Seguridad y Salud la presencia de vigilantes de seguridad en todos los centros del Distrito, para de algún modo intentar paliar está situación, sin respuesta alguna por parte de la administración», apuntó Villalta, que ponía en tela de juicio el plan de agresiones del SAS. «El plan de agresiones del SAS no es viable, la agresión casi siempre se produce antes de poder activar el protocolo que marca dicho plan. Por ello, creemos que deben endurecerse las penas a los agresores, no pueden quedar impunes tras la agresión. Desde CSIF solicitamos que se tomen todas las medidas necesarias para acabar con este tipo de situaciones», apostillaba.
Asimismo, el portavoz de la Central Sindical considera que «el déficit de profesionales para cubrir este verano en el sistema sanitario público de Andalucía es caldo de cultivo para que se produzcan agresiones».
En esta misma línea se manifiestan desde el Colegio Oficial de Enfermería de Cádiz, que tras los últimos episodios sufridos por profesionales sanitarios manifiesta su absoluta condena y rechazo «ante cualquier acto de violencia en todas sus formas», apuntan. Su presidente, Rafael Campos, desea recordar al respecto que en la actualidad, las agresiones al personal sanitario están tipificadas como delito, ya que el Tribunal Supremo sentó jurisprudencia en el año 2007 tratando esta situación como desacato y atentado contra la autoridad, al considerar el trabajo realizado por el personal sanitario como la prestación de un servicio público por el bien y el interés de la comunidad.
No obstante, pone de relieve el aumento de las agresiones y la poca eficacia que están teniendo las medidas implantadas por el SAS.