1 de noviembre 2022
Cádiz vuelve a dar las gracias a la Virgen de la Palma
Como cada año la imagen ha recorrido las calles del barrio de la Viña para recordar su intervención milagrosa deteniendo las aguas en 1755
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No eran aún las 10 de la mañana del primero de noviembre de 1755 cuando el suelo de Cádiz comenzó a temblar. Sin acertar a comprender lo que ocurría los ciudadanos comenzaron a correr por sus calles. «Los gaditanos se convierten en testigos mudos de cómo unas grandes lenguas de agua entran con brusquedad a través de las estrechas calles de la ciudad, arrasando todo allá por donde van», detalla la Archicofradía de la Palma Coronada. Algunos consiguen ponerse a salvo. Otros perecen ahogados. No lo saben pero lo que acaban de sufrir es un maremoto generado por el terremoto de Lisboa, considerado uno de los más destructivos de la historia, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter. Un desastre que causó la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas y destruyó la capital portuguesa. En las localidades costeras de Cádiz las olas llegaron a alcanzar los 20 metros de altura y el maremoto arrasó la Bahía. En la capital se tiene constancia de que al menos 15 personas perecieron ahogadas.
«El padre Bernardo de Cádiz y su ayudante Francisco Macías se encontraban oficiando misa mientras el mar se acercaba destruyendo todo lo que se encontraba a su paso. Parece que desde dentro del santuario se escuchaban los gritos de los atemorizados viandantes. Cuando los clérigos salieron al exterior para saber qué pasaba, observaron cómo penetraba el mar por las calles, y decidieron poner su destino en manos de la Virgen de la Palma, sacando el estandarte y el crucifijo que guardaban en la iglesia. Cuentan las crónicas que lo clavaron en mitad de la calle y tras gritar: '¡Hasta aquí, Madre Mía!', las aguas comenzaron a retroceder milagrosamente», así detalla la Archicofradía de la Palma el milagro de la intercesión de la Virgen en aquel desastre.
Celebración desde la mañana
Desde entonces la imagen sale cada 1 de noviembre y no el 26 de diciembre como se hacía antes del terremoto.
La jornada de recuerdo del maremoto de 1755 y la intercesión de la Virgen comenzó a las 9.00 horas, con la celebración de la Santa Misa en la Iglesia de la Palma. A continuación tuvo lugar el Rosario de Penitencia hasta las murallas de La Caleta y la bendición del mar.
Presidida por el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, a mediodía tuvo lugar la celebración de la Solemne Función Votiva en Acción de Gracias por el 267 aniversario del milagro del maremoto.
Unión con el barrio de La Viña
A las 17.30 horas las puertas de la iglesia de La Palma se abrieron. Banderolas engalanando el barrio de la Viña y centenares de ciudadanos esperando ver a la Virgen y celebrar el milagro, este año sí, sin mascarillas ni restricciones derivadas de la situación epidemiológica con motivo del coronavirus (que hizo que la procesión no se celebrase en 2020).
La Virgen de la Palma se volvió a reencontrar con su barrio y sus vecinos, cuya unión ha quedado atestiguada y refrendada durante siglos. Mucha emoción durante el recorrido, que transcurrió por Lubet, Pericón de Cádiz, San Félix, Corralón de los carros, Trinidad, Diego Arias, Encarnación, Torre, Rosa, Pastora, Plaza Pinto, Paco Alba, Paz, José Cubiles y Cristo de la Misericordia para volver a la calle de la Palma y a su iglesia.
Una jornada que dejará para siempre en la retina de los gaditanos estampas maravillosas, de la Virgen procesionando con el mar de fondo. Ese mar, ese océano que, según afirman las crónicas, Ella consiguió contener con su intercesión divina hace ya 267 años.
Un Bien de Interés Cultural para el Patrimonio andaluz
La delegada del Gobierno de la Junta, Mercedes Colombo, hizo entrega tras la Solemne Función Votiva de las 12.00 horas a la Archicofradía de la Palma Coronada de la resolución de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico por la que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA), como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Actividad de Interés Etnológico, la «Conmemoración del maremoto de 1755 por la Hermandad de la Palma de Cádiz», una actividad ritual que se practica en torno al Rosario y procesión de la Virgen de la Palma en el barrio de La Viña y que «constituye en sí misma un fenómeno que presenta relevantes valores patrimoniales, especialmente enmarcadas en el interés etnológico». Subrayando «su largo proceso histórico, su gran valoración entre los participantes, los procesos de identidad local que genera entre ellos, incluso la sociabilidad y asociacionismo generados alrededor de esta. Lo que convierte la festividad en un elemento destacado del patrimonio cultural andaluz».