Provincia de Cádiz

El País Vasco puede quedarse con el atún rojo de Cádiz

Según un estudio de la Universidad de Southampton y publicado en la revista Nature, el incremento de la temperatura del agua en el Mediterráneo llevaría a esta especie a trasladar su zona de crianza a zonas más frías

«La previsión es que esto siga, que esto se incremente y que se acentúe»

Pesca del atún rojo a través de la técnica de la almadraba Antonio vázquez

Jesús Mejías

Cádiz

El atún rojo está considerado como el «oro rojo» del mar. Es una de las especies animales más demandadas por los consumidores de exquisito paladar por la alta calidad de su carne, que lo convierten en un auténtico manjar que se puede saborear de multitud de formas. Su pesca artesanal, que se produce en los meses de mayo y julio, destaca por su antigüedad, ya que se lleva realizando desde hace 3.000 años.

Y como cualquier especie animal, busca el mejor hábitat posible para vivir. Según un estudio Universidad de Southampton, en colaboración con el centro tecnológico AZTI y el British Antarctic Survey, y publicado en la revista Nature, el aumento de las temperaturas en el Mar Mediterráneo provocaría en el futuro, en unos cincuenta años aproximadamente, que el atún rojo establezca en aguas más frías sus zonas de cría.

El Mar Mediterráneo es la principal zona de reproducción del atún rojo, pero con la subida de las temperaturas del mar, los investigadores del citado estudio dan por hecho que la especie, para poder sobrevivir tendrá que buscar aguas más frías, que adelantan que podrían ser las del golfo de Vizcaya.

Todos los años, a partir del mes de marzo, el atún rojo inicia una de las migraciones más espectaculares que se pueden ver en la naturaleza. Abandonan las frías aguas del Atlántico Norte para regresar al Mar Mediterráneo para iniciar su desove, su reproducción, en las zonas próximas a Sicilia y las Islas Baleares. Es en esa migración hacia las aguas más cálidas del Mediterráneo cuando entre los meses de mayo y junio, en Cádiz tiene lugar la pesca mediante la técnica de la almadraba. Es por ello, que si en cincuenta años, como adelanta el estudio, los atunes buscan aguas más frías para su crianza, dejarían de pasar por el Estrecho de Gibraltar y pondría en peligro en la provincia un estilo de vida trimilenario.

El catedrático de Ecología Geoquímica de la Universidad de Southampton, y el autor principal de este estudio, Clive Trueman, afirma que «las temperaturas superiores a 28 °C repercutirán negativamente en el crecimiento del atún rojo», y agrega que «basándonos en proyecciones de modelos climáticos globales, se puede demostrar que el Mar Mediterráneo superará ese umbral en los próximos 50 años y será demasiado cálido para los juveniles de atún rojo. Esto podría llevar a un traslado potencial de las zonas de cría lejos de ese mar. Podrían irse al golfo de Vizcaya u otras regiones más frías, lo que expondría a los juveniles de atún a las pesquerías existentes en esa región».

«La especie busca alternativas para seguir reproduciéndose en las mejores condiciones», apunta.

Según el citado estudio, cuando los atunes se encuentran en aguas con una temperatura superior a los 28 grados, disminuye notoriamente su consumo energético y podrían padecer enfermedades. Si en las zonas de reproducción del atún la temperatura del agua crece en exceso, la productividad del atún estaría en peligro si la especie no consigue adaptarse a otras nuevas áreas de reproducción en aguas más frías.

Una cuestión que no solo afecta al Mar Mediterráneo, sino que se está produciendo en otras regiones del planeta. «También estamos viendo que en el Atlántico oeste el atún rojo se está reproduciendo fuera del golfo de México, especialmente frente al noreste de Estados Unidos, en el Slope Sea. Podría deberse al aumento de temperatura dentro del golfo de México en verano, que ya supera en gran parte la temperatura óptima del atún rojo», apunta el estudio.

Los investigadores señalan que el atún rojo tiene un tejido en su oído, conocida popularmente como 'piedra del oído', que les permite mantener el equilibrio en el fondo del mar. «Nosotros utilizamos las variaciones en los niveles de isótopos estables naturales de carbono y oxígeno en el otolito para revelar la tasa metabólica individual de cada atún e indicarnos cuándo las aguas se están calentando demasiado para que los peces puedan soportarlo. Es como un rastreador natural de la forma física».

La almadraba, un generador de empleo

El sector de la almadraba ha sabido reponerse a la crisis de los primeros años del Siglo XXI cuando se reducía en un 80% el número de atunes rojos que eran capturados, una situación que puso en peligro el estilo de vida del que dependían y siguen dependiendo miles de familias gaditanas.

El atún rojo se ha convertido en una de las materias primas más importantes de la cocina gaditana. Cada vez son más los restaurantes que incluyen a esta especie en su carta y en los últimos años se ha innovado la forma de cocinar la carne roja, muy demandada.

La almadraba es un sector que genera aproximadamente 500 puestos de trabajo directo y otros 6.000 indirectos.

Una historia que comenzó hace 3.000 años

 

La historia de Cádiz está ligado al atún rojo. Una tradición que comenzó en la época de los fenicios y que en la actualidad su captura, mediante la técnica de la almadraba sigue siendo muy similar al de aquella época.

El atún rojo siempre ha emigrado desde las frías aguas del Atlántico Norte hacia el Mar Mediterráneo para establecer en estas aguas más cálidas su zona de cría, y ha sido en el paso por el Estrecho de Gibraltar cuando los pescadores fenicios, y ahora las cuatro almadrabas, aprovechaban para poder capturar estos ejemplares.

Una forma de pescar el atún rojo que heredaron los romanos. Cabe destacar que en aquella época, la provincia de Cádiz era un enclave importante para el Imperio Romano, y los puertos gaditanos vivieron una gran época de esplendor con el comercio de los salazones para otras regiones del Imperio.

Con el paso del tiempo, la almadraba fue perdiendo peso, aunque se seguía practicando. Cabe destacar que la palabra 'Almadraba' tiene un origen musulmán y significa «lugar donde se golpea o lucha».

A finales del Siglo XIII, Guzmán El Bueno, un personaje icónico de la época en lo que conocemos hoy como La Janda y prueba de ello son las torres con su nombre que encontramos en algunos municipios de la región como en Conil en Tarifa, recibía por parte del rey Sancho IV el monopolio de la pesca del atún desde el Imperio de Granada hasta el río Guadiana. Las torres vigías, que se usaban como su nombre indica para la defensa de las tierras, también eran usadas por los hombres de Guzmán El Bueno para divisar a los atunes para poder ir en su búsqueda.

Ya en el Siglo XX, en concreto en el año 1928 se fundó el Consorcio Nacional Almadrabero, que en la web del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía se explica que fue «una apuesta del gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera por la concentración empresarial del sector con el objetivo de transformar su organización empresarial y social mediante la racionalización productiva de las almadrabas» y que «Realmente con la intervención del Estado se garantizaba los privilegios de un reducido grupo de industriales de la pesca ante la amenaza de la sobrepesca producida por la proliferación de pequeñas almadrabas que eclosionaron a finales del siglo XIX a la sombra del desarrollo de una importante actividad industrial conservera», aunque este organismo vería su fin en 1971.

En la actualidad, la pesca del atún mediante la técnica de la almadraba está muy controlada con una cuota fijada para todas las almadrabas para que no vuelvan a repetirse los sucesos de los primeros años del presente siglo cuando el número de especies bajó de manera considerable.

El atún rojo es una de las especies más majestuosas del reino animal. Su carne es muy preciada, hasta tal punto que en Japón existe una auténtica locura por degustar la carne roja de estos seres vivos. En el momento de la captura, hay unos barcos fondeando a pocas millas, con congeladores hasta -60 grados, para que en su traslado la carne del animal no pierda la calidad y se mantenga completamente intacta.

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