Museo
Andén Cero: guardianes del subsuelo de Madrid
La estación «fantasma» de Chamberí y la Nave de Motores en Pacífico evocan un viaje en el tiempo por el Metro de Madrid
De centro neurálgico del subsuelo a decadente cobijo de pobres y drogadictos. Enclavada entre las paradas de la Línea 1 de Iglesia y Bilbao, la estación «fantasma» de Chamberí es hoy un claro ejemplo del tríptico: auge, caída y recuperación. Junto a la Nave de Motores de Pacífico, es el puntal del museo Andén Cero , un espacio cargado de singularidad que busca recuperar una parte de la memoria colectiva a través de nuestro patrimonio industrial. Más en concreto, de la historia de Metro de Madrid y la importancia del transporte como motor económico y de cambio social.
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El 24 de enero de 1917 se constituyó la Compañía Metropolitano Alfonso XIII , bautizada en honor al monarca, quien aportó un millón de pesetas para la construcción de la red. Con un capital de 10 millones, el 17 de octubre, fue inaugurada la primera línea del metro entre la Puerta del Sol y la barriada obrera de Cuatro Caminos, con seis estaciones intermedias: Ríos Rosas, Martínez Campos, Hospicio, Red de San Luis y la ahora convertida en museo, Chamberí.
Tras su sinuosa escalera se abre paso el vestíbulo, cuya postal conserva aún todos los elementos originales: la taquilla principal y la de refuerzo, la taquilla de revisión, el control de entrada de viajeros, los pasos enclavados y el cuarto de personal. Un tablón de avisos desgrana los precios originales, diferentes en función del número de trozos, y no tramos como se les conoce hoy.
La bajada al andén muestra al visitante un viaje repleto de sensaciones , en el que los anuncios de época contrastan con el devenir de los vagones que transitan por sus vías. «Aquí no paran», señala la guía, Elena Castellanos. Y es que, la estación dejó de estar operativa en 1966, ante la imposibilidad técnica de alargar los andenes de 60 a 90 metros, acometida en toda la Línea 1.
«Para una experiencia completa, conviene acercarse el mismo día a la Nave de Motores de Pacífico», sostiene la propia guía. Abierta en 1923, la instalación, que llegó a tener una potencia de 5000 Kw para solventar las posibles insuficiencias de suministro eléctrico de la red, fue restaurada tras varias décadas fuera de servicio.
En ambos espacios, la configuración arquitectónica corrió a cargo del célebre urbanista Antonio Palacios .