Latasia, otro tipo de comidas
La tradicional española se sustituye aquí por otra en la que la influencia de Perú y de Asia, más concretamente de Singapur, es notable
¿Puede un restaurante cuya carta está compuesta por platos de procedencia peruana y asiática considerarse una casa de comidas? Los hermanos Sergio y Roberto Hernández consideran que sí y por tanto han añadido este término al nombre del restaurante del que son cocineros y propietarios, Latasia. Desde luego si por «casa de comidas» entendemos un sitio acogedor donde se come bien y donde los propietarios gestionan personalmente el negocio, está claro que sí. Otra cosa es la cocina. La tradicional española se sustituye aquí por otra en la que la influencia de Perú y de Asia, más concretamente de Singapur, es notable. Nada extraño si tenemos en cuenta que Sergio estuvo un tiempo en Lima trabajando con Rafael Osterling , un destacado cocinero peruano, y más tarde en Singapur, donde se encontró con su hermano Roberto, que estaba en un restaurante de cocina española en aquella ciudad. Como punto en común ambos coincidieron en Urkiola Mendi con Rogelio Barahona , quien les enseñó, sobre todo, a mimar el producto y a respetar la cocina tradicional.
El resultado de unas trayectorias tan amplias es este Latasia , situado en un pequeño local del paseo de la Castellana entre la plaza de Cuzco y el Bernabéu . Un comedor para apenas cuarenta personas, con una mínima cocina abierta a las mesas de madera, que (¡ay!) carecen de mantel. En cada una de ellas, una pequeña pizarra recoge las sugerencias del día. Propuestas exóticas con ingredientes españoles que responden a una cocina de fusión bien ejecutada. Algo por encima los platos asiáticos. Los siete años que Roberto Hernández pasó en Singapur se dejan notar en elaboraciones de potente sabor, muy auténticas y frescas, en las que no se teme al picante cuando este es necesario. Probamos la buena ensaladilla rusa (10,70 €) a la que se incorporan camarones fritos y tobiko. Correcto sin más el tiradito de chicharro (14,50) , con el pescado marinado en ponzu, plato que recuerda más a una ensalada por la cantidad de hojas verdes que lleva. Bastante mejor el aguachile de gambas (14,75) con aguacate y jalapeños, fresco y picante a la vez. Curiosos los nem de cochinillo (13,20) . Estos rollitos de pasta de arroz rellenos de vegetales se presentan con oreja de cochinillo bien crujiente encima en un interesante juego de texturas. Lo más flojo es el bao de anticucho de pollo (12) . Masas industriales que no están a la altura del resto de elaboraciones.
Muy ricas las mollejas de ternera en tres cocciones (15,50). Siguiendo con la casquería probamos también los callos con curry rojo (15) , de nuevo con sabores intensos. Y para rematar, una especialidad de Latasia, el chili crab al estilo de Singapur (17,45) , que se acompaña con man tao, los tradicionales panes al vapor chinos. Está bueno, sin timidez en el picante, pero la salsa resulta un tanto espesa. El cocinero asegura que no emplea harina, sólo huevo para ligarla. Aún así estaría mejor un punto más líquida.
Como postre, un mochi de tarta de queso es una opción agradable. Y para beber, buena carta de vinos, no muy amplia pero seleccionada con bastante criterio entre los de pequeños productores.
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