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La festividad del Corpus, ejemplo de fe y devoción
Intensa y larga jornada de profundo sentido cristiano que empezó bien temprana y se extendió hasta la medianoche
Actualizado: GuardarIntensa y larga jornada de Corpus Christi la que se pudo vivir ayer domingo en la ciudad de Jerez.
Intensa, porque desde siempre la fiesta del Corpus Christi es preparada con esmero y profundo sentido cristiano por el Cabildo Catedralicio para mayor honra del Santísimo Sacramento, Dios hecho Hombre en las mismas calles de la ciudad.
Y larga, porque la jornada de ayer domingo empezó a las nueve menos cuarto de la mañana y se extendió hasta prácticamente la medianoche.
La festividad del Corpus no tuvo desperdicio desde que el día clareaba.
Igualaba a sus hombres Martín Gómez Moreno en plena Alameda Cristina cuando el paso de la Pastora pasaba por delante de ellos.
En ese preciso instante, la voz de Martín Gómez Garrido, hijo del anterior y auxiliar de su padre en el Corpus en su paso de misterio de la Sagrada Cena, sonó atronadora delante de la Capilla de San Juan de Letrán en un gesto que hace grande al capataz que lo manda, en este caso Manuel Jaén Vargas, que quiso darle el sitio y demostrar que uno es capataz desde que nace, dejando que Gómez Garrido mandara el paso de la Pastora una chicotá.
Recogió el guante el capataz del misterio de la Sagrada Cena, que cuando el paso de misterio del Lunes Santo iba a recogerse en la Santa Iglesia Catedral, invitó a Manuel Jaén a llevarlo una chicotá.
Este gesto no dudó en calificarlo el joven capataz como el «mejor regalo que le habían podido hacer», el mandar a los hombres de Martín esa mañana con el Señor de la Cena mirando complacido.
Ya por la tarde, puntual, rayando las siete, apareció por la puerta de la Catedral la Cruz de Guía que abría el cortejo, la de la Candelaria.
Durante algo más de dos horas su Divina Majestad se paseó por las calles de la ciudad, regalando parabienes y sintiendo el calor de un pueblo que nunca le ha dejado de lado.
Su paso por la calle Larga, en la que incluso un vagabundo quiso arreglar las alfombras que por la noche había destrozado algún inconsciente, fue el momento grande de la procesión, gracias al buen hacer del Ayuntamiento de la ciudad engalanando la céntrica corredera y al cariño que demostraron las pocas hermandades que se animaron a poner alfombras este año.
Un poco más tarde del horario previsto, y tras la bendición con el Santísimo Sacramento, Pastora y Cena regresaron a casa con sus respetivas bandas de música, en un auténtico fin de fiesta cofrade a la emotiva jornada vivida.
La banda de la Estrella de Dos Hermanas estuvo al nivel que siempre viene a la ciudad, y a los sones de marchas como Nazaret, Señor de la Cena o Reo de Muerte, el Señor de la Cena se encargó de poner el broche de oro perfecto a una jornada difícil de superar. Ojalá sea para siempre, por el propio bien de la jornada del Corpus Christi.