Un Alonso implacable
El asturiano de Renault conquista en Silverstone su quinto triunfo del año y ya aventaja en 23 puntos a Michael Schumacher en la clasificación del Mundial Sus once vueltas rápidas le dejaron ventaja suficiente para lograr la victoria
Actualizado: GuardarEl termómetro suelen ser los espectadores neutrales, los que observan sin pasión, análisis quirúrgico, de profesional sin sentimientos. Cualquier sala de prensa de cualquier deporte puede servir para auscultar sensaciones. Rondaba la vuelta 54 del Gran Premio de Silverstone, Alonso enchufado a su quinta victoria de ocho posibles en un año extraordinario, Schumacher detrás con la lengua fuera, sin posibilidad de recortar, y más al fondo Raikkonen, proclamando su rendición para pelear por el título. Así que entre el bullicio de la estancia, bólidos rompiendo el umbral del dolor, decibelios en estampida, un periodista italiano soltó la pregunta. «¿A qué hora es el partido entre Serbia y Holanda?». «No sé,
pero va a empezar la final de Roland Garros», respondió su interlocutor.
Al tiempo que Robben decidía para Holanda y Nadal calentaba sus bíceps frente a Fededer, un vaivén de genuflexiones saludaba la implacable hegemonía de Fernando Alonso en el corazón de Inglaterra. Asunto resuelto.
Poco más que decir respecto al curso del año.
Ni siquiera se ha superado el ecuador de la temporada y la atmósfera de la Fórmula 1 se inclina irremisible hacia el segundo título del asturiano. Esa sentencia decretó Silverstone. El mejor Alonso frente a un Schumacher sin excusas y ante una estimable versión de Raikkonen. El trío calavera, retratado ante el espejo. Y el resultado simplifica cualquier diagnóstico.
Alonso les dio un repaso.
Un vistazo a la memoria colectiva entrega el recuerdo del intratable Michael Schumacher de principios de siglo. Su arrollador dominio en cuestión de poles, victorias, títulos individuales, colectivos, Schumacher por aquí, Schumacher por allá. Cansino excepto en Alemania, donde fue designado emperador del deporte, al nivel de Steffi Graf o gente así. Como el año 2002, la cúspide de su gobierno. Fue entonces cuando convirtió el Mundial en su monólogo. Una diversión privada con entrada de pago para el público. Ganó tantas veces aquel año (11), fue tal su dominio, veía tan lejos a sus enemigos, que cerró la subasta a mediados de julio, sin esperar al regreso de las vacaciones de agosto. En el Gran Premio de Francia ya era campeón.
El español se ha subido a ese torbellino. Nunca en la historia un piloto había sumado 74 puntos en ocho carreras. Sólo seis han escapado a su voraz conquista. Sus números abruman: cinco triunfos y tres segundos puestos este año, catorce podios consecutivos, una ausencia del cajón en 17 citas. Hay poco que decir. Alonso es una bestia.
La carrera inglesa planteó al menos la incógnita de una emoción. Alonso, Raikkonen y Michael Schumacher, en condiciones de igualdad aparente (nunca se sabe con los neumáticos, las evoluciones, los caballos y los mil secretos
que esconde un F-1 en sus tripas) y en un circuito para manos hábiles y pies rápidos. La salida se saldó sin penalizaciones y sólo el intento de Schumacher por pasar a Raikkonen amenizó la tarde después de que los coches de Webber y el hermanísimo Ralf acabasen en el desguace por un error de Speed.
Cuentan por el paddock que no es difícil dar un giro supersónico. Basta con mentalizarse, colocar las neuronas al nivel de los motores y acelerar. Lo que resulta imposible, sólo al alcance de los cracks, es dar veinte giros supersónicos. Eso hizo Alonso para distinguir su agresivo pilotaje de mayor ángulo de volante, de trazadas tajantes, de patinaje sobre las ruedas delanteras, frente a sus enemigos. Las vueltas más veloces del día, entre la 5 y la 20, fueron una sinfonía personal del ovetense.
Exprimió todo su talento en ese tramo, cuando sus rivales amenazaban, cuando podían pensar en ganar. Once vueltas rápidas de Alonso vinieron a decir que había poco que rascar. Y en este caso no se trata de un insuperable R26, que Fisichella conduce el mismo coche y está 42 puntos por detrás. Alonso evitó así complicaciones en las paradas en el box. Raikkonen y Schumacher echaron gasolina antes. Y el español hizo el resto: 12 segundos de ventaja en la vuelta 24, con 36 por delante. Asunto resuelto y otro Mundial en la mirilla.
Y los demás, los neutrales, a escrutar el partido de Holanda.