REPULSA. Los congregados con claveles a la puerta del Oratorio de San Felipe Neri.
CÁDIZ

Muchas flores para poco ruido

Alrededor de 120 personas se congregaron ayer para evitar la desacralización del Oratorio en el día de San Felipe Neri

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Pocos sabrán que ayer fue el día de la festividad de San Felipe Neri, pero para los congregados en el Oratorio ése fue uno de los motivos que les impulsó a festejar el día del fundador de la orden para reivindicar que el templo «no se vende ni se desacraliza» en una rogativa donde alrededor de 120 personas cantaron la salve y depositaron claveles blancos en la puerta del edificio como muestra de repulsa a la actitud de la Iglesia gaditana.

La cita era a las 21.00 horas como rezaba en los mensajes de teléfono móvil y allí poco a poco se iban congregando los gaditanos dispersos en pequeños grupos donde la media de edad era bastante alta. Muchos de ellos eran viejos conocidos ya que acudieron al debate sobre el Oratorio que se celebró en el Ateneo. Pero su llegada llevó a grupo de cinco jóvenes a que desertasen de celebrar su botellón y buscasen un sitio menos concurrido aunque los reunidos fueran de lo más tranquilo.

A falta de fuentes policiales y si se tiene en cuenta los datos ofrecidos por los organizadores la cifra no alcanzó las 120 personas; sin embargo, uno de los impulsores de la concentración, Francisco Javier Barea, manifestó que fue «todo un éxito porque la gente de Cádiz es muy poco participativa; por eso, me doy con un canto en los dientes con los reunidos aquí en la plaza de San Felipe Neri», aunque fueron muchos menos que los que se congregaron en la misa del Oratorio de San Felipe Neri el pasado domingo día 7.

Así, a las 21.15 horas se juntaron en la escalinata todos para hacer piña con claveles blancos mientras esperaban a que empezasen los actos. En un balcón del piso segundo del bloque 6 de la calle Santa Inés el organizador arrojaba pétalos de flores mientras los congregados cantaban una salve ante un edificio consagrado a la Inmaculada.

Nota discordante

Acto seguido, los reunidos depositaron claveles blancos a las puertas de la iglesia mientras dialogaban sobre el futuro del templo gaditano. Sin embargo, rompieron su tranquilidad con gritos que decían: «Obispo presente, el Oratorio no se vende», que fue la nota discordante en un acto sin pancartas.

Entre los participantes se encontraba Carmen Fernández, quien no sabía que era el día de San Felipe Neri como muchos otros, pero que sobre la venta del Oratorio prefería que se quede «como está» aunque apuntó que creía que este acto iba a servir para muy poco, «ya que entre la Junta y la Iglesia todo está hecho» mientras escuchaba sus palabras el trabajador del museo Jesús.

Allí también estaba el administrador del templo Antonio Mora quien apuntó que «en vez de vender debería preocuparse más por mejorar el contrato de cuatro horas de sus dos trabajadores».

El acto terminó a las 21.30 horas con poco ruido y a la espera de otro mensaje que les reúna en la conferencia del padre Roquette del 12 de junio en el Casino.