Prodi forma un Gobierno escorado a la izquierda que reparte 25 ministros entre nueve partidos
D'Alema y Rutelli encabezan un Ejecutivo con sólo seis mujeres
Actualizado: GuardarExactamente el mismo día que el primero, pero diez años después, fue nombrado ayer el segundo Gobierno italiano de centro-izquierda de Romano Prodi, que en aquella ocasión duró dos años y vuelve a nacer, otra vez, con el reto esencial de no pelearse ni romperse. «Es un equipo fuerte, cohesionado y durará toda la legislatura», aseguró Prodi. El nuevo Ejecutivo italiano, tras cinco años de Silvio Berlusconi, es un fiel reflejo del colorido mosaico de La Unión: en la mejor tradición italiana, un número disparatado de ministerios, un total de 25, en el que se apiñan ocho formaciones, que son nueve si se cuenta la cuota reservada a Prodi, que no tiene partido pero sí derecho a elegir los titulares de tres carteras. También en la línea nacional, sólo seis mujeres, aunque es una ligera mejoría respecto a las dos que había en el Gobierno de centro-derecha. Sin embargo, nada más que una llega a un ministerio de peso, Livia Turco, en Sanidad. El resto engrosan la mayor parte de la lista de segunda fila de ministros 'sin cartera', un total de ocho. Edad media, 56 años, siempre dentro de las pautas del poder en Italia.
La primera impresión de este equipo de centro-izquierda es que parece más de izquierda que de centro. Izquierda: DS, nueve ministros, y otros cuatro, uno por cabeza, para los radicales de la Rosa en el Puño, los dos partidos comunistas y los Verdes. Centro: La Margherita, siete carteras, más el incombustible y camaleónico democristiano Clemente Mastella, que ha conseguido hacerse con el Ministerio de Justicia. El rosario se completa con personalidades más indefinidas políticamente, como el ex-juez Antonio Di Pietro, cuya ideología es básicamente estar contra Berlusconi, pero que será ministro de Infraestructuras, y las tres carteras asignadas personalmente por Prodi. Ha elegido para el Ministerio de Economía al prestigioso profesor Tommaso Padoa Schioppa, ex-miembro de la dirección del Banco Central Europeo y probablemente el miembro de más peso, y también más responsabilidad, del Ejecutivo; al ex-primer ministro socialista y vicepresidente de la Convención de la UE, Giuliano Amato, como ministro de Interior y a uno de sus fieles colaboradores en Bruselas, Paolo de Castro, para Política Agrícola. La mayor parte de los ministros, 14 de 25, se estrenan en esta tarea.
Estas dos almas de La Unión, izquierda y centro, DS y La Margherita, que en teoría se deberán fusionar en los próximos meses en un único gran partido reformista, sobresalen del pelotón de ministros a través de sus líderes, que escoltan a Prodi como vicepresidentes y completan la cúpula de poder real del Ejecutivo. Los dos vicepresidentes son el presidente del DS, el ex-primer ministro Massimo D'Alema, que es también ministro de Asuntos Exteriores, y Francesco Rutelli, líder de La Margherita y anterior candidato en las elecciones de 2001, que llevará además la cartera de Bienes Culturales.
Todos contentos
Este reparto de carteras, sufrido y pactado en sus últimos detalles ayer mismo por la mañana, pareció dejar contentos a todos. Los tres partidos menores que aireaban sus pretensiones e incluso amenazaron con salirse del Ejecutivo al final han encontrado acomodo. Mastella, que rebaña para La Unión un puñado de votos de centro que de otro modo irían a parar a Berlusconi, vio pagados sus servicios con un premio gordo, el Ministerio de Justicia, aunque había pedido el de Defensa. La líder radical, Emma Bonino, también ambicionaba este ministerio, pero los comunistas se oponían porque estuvo a favor de la intervención en Irak. Finalmente, aceptó la cartera de Política Comunitaria. Por último la formación comunista PDCI, se consideró satisfecha con el Ministerio de Transportes de Alessandro Bianchi.
La nueva oposición de centro-derecha tiró a dar al flanco habitual: que es un Gobierno débil porque se ha sacrificado la entidad global a las cuotas de poder de los partidos. Si el centro-izquierda ha aprendido o no la lección y conseguirá mantenerse unido se empezará a ver desde mañana: se celebrará la votación de confianza en el Senado, la más delicada por la exigua mayoría de dos escaños. Es el primer examen de verda.