El contrapeso de centro
Actualizado: GuardarRutelli tiene un mérito fundamental: en 2001, los líderes del centro-izquierda se escondían bajo de la mesa cuando se buscaba una cara para colocarla al candidato de las elecciones y que se la rompiera Silvio Berlusconi, que llegaba lanzado según todas las encuestas. Rutelli prestó su bonita cara -siempre le han llamado 'Il Bello'- a esta ingrata tarea y sí, perdió, pero con una sonrisa, y aguantó el tipo para la oposición. Ahí se cuajó definitivamente para la gran política el que había sido seis años alcalde de Roma, un caos ingobernable que también doctora a cualquiera.
Los camaradas de la izquierda empezaron a mirar a Rutelli con respeto y él se sacó de la manga un curioso partido, La Margherita, que empezando por su nombre vistoso y evanescente viene a ser como él: no se sabe muy bien cuál es su ideología. En él militan republicanos, socialistas, ex-democristianos, ex-radicales,... Una especie de centro, del lado anti-Berlusconi y con ribetes progresistas, que ha demostrado tirón y es la segunda fuerza de La Unión. Rutelli, de 51 años, está en política desde los 18 y ha tenido un recorrido peculiar, quizá porque es de familia de artistas. Empezó en el Partido Radical, luego en los Verdes y aunque era bastante descreído acabó casándose por la Iglesia. Con el tiempo ha ganado en espesor y transmite responsabilidad, porque antes cuando hablaba costaba recordar lo que acababa de decir. Al final se ha revelado como el alma centrista de la coalición de izquierda, el contrapeso al DS y su contribución decisiva a La Unión ha sido reconocida con la vicepresidencia. Además, el Ministerio de Bienes Culturales le hará casi más ilusión, porque el arte es una de sus pasiones. Es sin duda uno de los triunfadores de La Unión. Al contrario que el 'romanista' D'Alema, es de la Lazio. Es decir, un contrapeso en todos los sentidos.