José Antonio Griñán gestiona el proyecto del nuevo hospital para Cádiz. / J. L. ORTEGA
JOSÉ ANTONIO GRIÑÁN; CONSEJERO DE ECONOMÍA Y HACIENDA

«Cádiz debe ser el referente sanitario provincial y regional»

Le ha tocado jugar un papel relevante en la definición del nuevo Estado y su financiación, lleva una larga carrera política a sus espaldas -que incluye el Pacto de Toledo o las carteras de Sanidad y Trabajo- y se encarga de gestionar el proyecto del nuevo hospital para Cádiz. Además, es un intelectual de gran formación, que extiende su interés a campos distintos de su especialidad. Gran experto en cine, capaz de recitar poemas en griego, posee una capacidad de empatía prodigiosa y la cortesía necesaria para explicar a los profanos los temas más herméticos

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-Decía Galbraiht que «en el siglo pasado (supongo que hablaba del XIX) los capitalistas estaban seguros del éxito del capitalismo, los socialistas del socialismo, los imperialistas del colonialismo y las clases gobernantes sabían que estaban hechas para gobernar. Poca de esa certidumbre subsiste en la actualidad». ¿En qué podemos creer hoy?

-En nosotros mismos, es decir, que en el ser humano está la medida de todo, en sus propias ambiciones, en la educación, la formación y en una sociedad que sirva para apoyar a quienes más se ayudan a sí mismos. Pero Galbraith, que era un profundo cínico en el buen sentido de la palabra, un descubridor de paradojas, sabía que es verdad que la sociedad avanza, pero a la vez margina. La sociedad del futuro debe creer en el individuo, pero tiene que recoger a los que se caen, a los más humildes y sobre todo a los que ya no tienen fuerzas para trabajar porque lo han hecho durante toda su vida. Esa mezcla de individualismo y sociedad es lo que hemos llamado siempre socialdemocracia.

-Es usted, al modo también de Galbraith, una suerte de ilustrado del XVIII, que hasta recita la Iliada en griego. ¿Quizá por recordar, como Aquiles, la trivialidad del destino humano?

-El destino humano no es trivial, es inexorable. Como individuos no tenemos más objetivo que llenarnos a nosotros mismos de todo aquello que nos enriquezca, pero formamos parte de una sociedad y tenemos que intentar que sea cada vez más justa, más avanzada. La propia existencia es muy trivial, pero la sucesión de la cadena humana da un poco de sentido a la vida.

-Le propongo una reflexión sobre la calidad de la democracia, el aumento de la exclusión, la crisis del Estado del Bienestar...

-El problema, de siempre, es cómo hacer compatible el principio de libertad con el de igualdad. Frente a los liberales que consideran que no hay más libertad que lo que ellos llaman «libertad negativa», que el Estado no intervenga en nada, yo creo que hay que recuperar un poco la libertad en sentido positivo, como participación, que significa volver a creer en el ser humano también como el ser político que participa en las decisiones colectivas. El Estado de Bienestar es el que ha dado respuesta a las personas en estado de necesidad. Hoy, estas necesidades son distintas y tenemos que afrontarlas. La cuestión es si los objetivos que perseguíamos a principios del siglo XX siguen siendo necesarios o no. Yo digo que sí, pero adaptándolos.

-Del pensamiento actual, ¿qué le interesa?

-Me interesa muchísimo el pragmatismo americano, como Richard Rorty, de los británicos gente como Buffet, me interesa esa corriente que en su día pudo ser William James. Alguien la ha llamado republicanismo. Es reforzar el carácter individual del ser humano y por tanto atender las necesidades de la persona sin olvidar la dimensión social. Podríamos hablar de dónde entra el principio de igualdad hoy en las filosofías más neocon, teniendo en cuenta que el Estado, un Estado creciente que satisfacía las necesidades del ciudadano, se ha encontrado con que es muy difícil satisfacer todas las necesidades como se hacía antiguamente.

-Las políticas de igualdad son centro de la actuación gubernamental. Su Consejería ha realizado un informe de impacto de género en los presupuestos andaluces. Pero voy más allá. Ha surgido un movimiento, el Nuevo Feminismo, que cree que tras muchas de estas medidas se esconde un nuevo paternalismo de corte machista. ¿Qué le parece?

-No conozco esas teorías. Cuando hablaba del pragmatismo político y la lucha contra la dominación en general, un aspecto fundamental es precisamente la igualdad efectiva hombre-mujer. Es tan irreversible que cualquier decisión que se adopte sin tenerla en cuenta está condenada al fracaso. Paternalismo sería si fueran los hombres los que determinaran cuáles son las condiciones en que deben ejercitar sus derechos las mujeres. Pero hablamos de algo distinto, de la igualdad efectiva, que hombres y mujeres juntos protagonicen cambios. Nunca puede ser visto como un paternalismo, sino como la efectividad de los derechos de la mitad de la población.

-El Gobierno andaluz ha acometido una línea de trabajo muy bien dotada presupuestariamente y poco conocida, que persigue la creación de una industria cultural. ¿Qué futuro le ve?

-Nosotros, en España y Andalucía, nos vimos beneficiados por la llamada deslocalización: países de fuera comprueban que los trabajadores son formados, rinden, y deciden traer aquí sus centros de producción. Ahora con la apertura a 25 de la UE, y luego a 27, se registran más de estos casos y si la economía mundial es justa nos encontraremos con otros fenómenos de distribución del trabajo. El mundo más desarrollado tiene que especializarse en sectores de actividad que se basen en la inteligencia y el conocimiento. De esta economía del conocimiento forma parte la cultura. Y en Andalucía somos proveedores de cultura, audiovisual, literatura, artes escénicas, patrimonio. Estamos haciendo el censo de empresas, con la Consejería de Cultura, para buscar fórmulas de cooperación y luego ayudar a difundir la cultura andaluza, que es una seña de identidad y queremos que sea una fuente saneada de ingresos.

-¿Cómo van las negociaciones del nuevo hospital de Cádiz?

-Están en curso y avanzan. Yo me he limitado a actuar como impulsor de una idea, que no me corresponde a mí ejecutar, pero sí me parecía necesario dar ese impulso, porque afectaba al Patrimonio andaluz. Hemos pretendido poner de acuerdo, y se ha conseguido, a cuatro organizaciones diferentes: el Ayuntamiento, y la alcaldesa vio desde el principio el objetivo; la Tesorería de la Seguridad Social, la Zona Franca y la Junta a través de la Consejería de Salud. Economía simplemente ha hecho una apuesta porque era consciente de que había un problema en la ubicación del hospital de Cádiz, que dificultaba el desarrollo urbano y a su vez el desarrollo urbano dificultaba el crecimiento del hospital. Se planteó el traslado y para hacer la apuesta necesitábamos una financiación, que nos debería facilitar ese mismo entorno urbano, con una calificación de ese suelo.

-¿Y entonces?

-Nos dimos cuenta de que eso no bastaba, debía ser algo más que un traslado. Cádiz es la capital de la provincia y como tal debe ser referente sanitario provincial y regional. No se trata sólo de un traslado, sino de un nuevo hospital que sea referencia en investigación, en docencia y asistencia. Puede costar algo más de dinero, pero la Consejería de Salud dio su visto bueno.

-¿Cuáles son las posiciones?

-La Tesorería de la Seguridad Social plantea que ella necesita también espacio para sus servicios, y así se solucionaría también su problema; el Ayuntamiento nos va a facilitar con la recalificación unos costes del traslado. La Zona Franca y la Junta habilitan esos terrenos, mientras que la Consejería de Salud dice qué hospital hacer, y ya tiene en marcha un proyecto ilusionante. Cádiz es una ciudad que no puede crecer físicamente, pero que tiene una enorme capacidad de crecimiento intelectual y puede aportar todo lo que sea investigación, docencia, ese intangible que es el conocimiento. Y eso aporta el hospital. Ahora hay que ponerlo en marcha y, sobre todo, tener ambición.

-¿Cómo ve las perspectivas de la provincia de Cádiz, a la cola en todos los indicadores? No me diga que no cree en ellos.

-No puedo decir que no es cierto, porque cuando uno es consejero de Economía y Hacienda tiene que hacer mucho caso a las estadísticas, pero como Pepe Griñán le diría que Cádiz mueve más rentas de las que se reconocen legalmente y tiene unos indicadores de consumo superiores a los que se ven con el escenario de las frías estadísticas. Y la provincia es un continente, es la más hermosa de España, con esas dos bahías, esa sierra, la comarca de Jerez. Es un mundo. Siempre me ha atraído porque tiene desde la mayor lluvia al mayor sol, una producción agraria pegada al mar, dehesa para la ganadería... Pero al mismo tiempo esta raíz tan diversa hace difícil la cohesión. No creo que sean tres provincias, creo que es una sola, pero hay diferencias. Cádiz tiene todas las posibilidades, pero debe reconciliarse consigo misma. En su historia hay muchos factores de desarrollo, su amor a la libertad, su origen liberal, que despierta la actividad empresarial; tiene recursos naturales, conocimiento y gente joven para situarse en vanguardia, dentro de la economía andaluza.

-Abordemos, en fin, el gran tema del momento. La pregunta ahora es ¿cómo van a quedar los ayuntamientos con la nueva financiación y el marco estatutario?

-Hay que saber que en España la Administración central tiene capacidad de recaudar ingresos muy por encima de su capacidad de gasto, y los ayuntamientos y comunidades autónomas muy por debajo. Ahí existe un primer aspecto, el distributivo, que hay que repartir equitativamente. Hemos propuesto que el 50% de los grandes impuestos estatales sean competencia del Estado y el resto de las CC AA. Estoy hablando de la Renta, el IVA y los impuestos especiales. Un vez definido ese marco, que ha propuesto Andalucía y se ha aceptado, es cuando se obtendrá la forma de participar en esos ingresos 50-50 las corporaciones locales. El problema es que quien menos competencia normativa y capacidad fiscal tiene es la administración autonómica. Tenemos competencia sobre un 20-30% de nuestros ingresos y capacidad de regular nuestros impuestos en un 4-5%. Estamos muy por debajo de los ayuntamientos, que tienen más de un 60%, y del Estado. Lo primero que hay que hacer es redistribuir bien entre Estado y CC AA y luego creo que las corporaciones locales deben participar de los ingresos tributarios del Estado y de las CC AA.

-¿Y la sanidad pública, va a tener solvencia de acuerdo con como quede el Estatuto y el nuevo marco de financiación?

-La Sanidad tiene un problema de sostenibilidad. No sólo es que los ingresos sean insuficientes sino que tenemos factores, tanto desde el punto de vista de oferta como de demanda, que hacen que los costes crezcan por encima de la riqueza. Lo que pretendemos es una labor de ajuste, de modo que si estamos en un 7-8% del PIB, que el gasto llegue como mucho al 10, pero no más o tendremos problemas en el futuro. La oferta -medicamentos, diagnósticos y medios terapéuticos-, es cada vez más cara y eso hay que ajustarlo a la razón. Y esta sociedad, pese a ser joven, envejece y eso implica más demanda. No se puede ampliar demasiado el campo de prestaciones si no podemos financiarlo. La mejor manera de mantener una conquista histórica es hacerla sostenible. Hemos de buscar un gran pacto para financiar en el futuro la Sanidad, entre todas las formaciones políticas, los sindicatos, los empresarios y todos los sectores implicados, al estilo del Pacto de Toledo que se hizo siendo yo ministro. Pero la salud es algo de lo que también somos responsables nosotros mismos, por lo que es importantísima la prevención y la promoción de la salud. Colegios, escuelas, familias, debemos hacer un esfuerzo.

-¿Habrá nuevos impuestos sobre agua, turismo, urbanismo?

-No, verá. Nosotros queremos un esfuerzo fiscal propio en la Comunidad, que será sobre el medio ambiente, el agua, lo que queramos que sea, pero también debemos tener bases imponibles donde podamos aplicar o no un impuesto. El impuesto ecológico no es recaudatorio, todo lo contrario, se trata de que cada vez se recaude menos porque se contamine menos. Y el agua es un bien escaso y tiene que tener una regulación de precios, porque sucede a veces que cuando menos agua hay más barata es.

-Hábleme del sistema financiero andaluz.

-Es un sector que está donde tenía que estar, lejos de la política, en las páginas salmón. Quiero transparencia, tutela de la Junta, escasa politización de las cajas de ahorros, y dicho esto, sí me gusta que las cajas, como corporaciones con responsabilidad social, miren el conjunto de la sociedad a medio y largo plazo, que adivinen el futuro de Andalucía con empresas no especulativas y apuesten por nuevas tecnologías, innovación, etc. Y también hay actividades y empresas como energía, o reconversión del sector turístico y del agroalimentario, que necesitan un gran aporte de recursos, donde es muy importante que haya tamaño financiero; que las cajas puedan concertar sus recursos para apuestas de futuro importantes para Andalucía. Puede ser un Banco de cajas o la fusión de cajas.