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Un soleado Sábado de Pasión abre las puertas soñadas de la Semana Santa
Consuelo, Redención y Soberano hicieron su estación de penitencia Cánticos de Taizé y Soleá dame la mano, los detalles musicales
Actualizado: GuardarA las seis de la tarde se abrieron las puertas de la Parroquia de la Granja. A esa hora, se desataron por primera vez las pasiones de los cofrades de la ciudad, cansados de esperar con impaciencia que llegara este momento.
A los sones de cánticos de Taíze tocados por los instrumentos de la Agrupación Musical de la Sentencia, el Soberano Poder colocó su colosal y flamante misterio a los pies de su barrio. Con un repertorio musical variado, cambios en las voces de los costaleros, y un cortejo integrado por la ilusión y el sueño de ir a la Carrera Oficial el próximo año, la hermandad del Soberano Poder hizo realidad anoche su particular estación de penitencia.
Prácticamente a la misma hora que el paso estaba saliendo de la parroquia, en el otro punto de la ciudad hacía lo propio la cruz de guía de la hermandad del Consuelo. La Señora, vestida como siempre impecable por Fernando Barea, avanzó lentamente por la nave central de la parroquia de las Viñas para abrazar al pie de la cruz a su barrio. Estrenando los sones de la banda astigitana tras el manto del Consuelo, la hermandad fue buscando el barrio de San Pedro para realizar su estación de penitencia, ya que ninguna de las tres cofradías que salían hoy iban a la Santa Iglesia Catedral como las restantes de la Semana Santa jerezana. Habrá que esperar al año que viene para verlas procesionar por la Carrera Oficial.
Aunque con el permiso de las dos que ya hemos nombrado, el gran estreno del Sábado de Pasión fue la hermandad de la Redención. Estrenaban todo. Evidentemente, dista mucho de la puesta en escena que con los años va a coger esta cofradía, pero hay que aplaudir el esfuerzo de este grupo de cofrades vinculados a la educación. A la misma hora que el Consuelo, salía a la calle por primera vez en su historia la hermandad de la Redención de su Santuario.
Con los sones de la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo del Amor, una agrupación con un repertorio clásico y elegante, y una afinación más que correcta, Juan Carlos Sambruno mandó a sus costaleros que avanzaran con decisión, mientras que los nazarenos de azul y crema daban colorido a las calles del humilde barrio de Icovesa, entregado por entero a su nueva cofradía.
Porque ese es otro de los aspectos que hay que resaltar del día. Atendiendo a las necesidades pastorales que Don Juan del Río, obispo de la Diócesis, ha comentado en numerosos foros, las tres nuevas cofradías pertenecen a barrios necesitados de evangelización, con parroquias e iglesias nuevas y vivas que necesitaban de movimiento cofrade. En el caso del Consuelo, radican en la misma iglesia que la Exaltación, pero sus fieles son del cercano barrio del Pelirón más que de las Viñas.
Icovesa, Pelirón y la Granja tienen por tanto, con las hermandades que allí radican, asegurado el futuro cofrade gracias a la labor de estas hermandades, que además tuvieron a bien recogerse temprano para facilitar a los ancianos y niños ver la recogía.
Además, ajustaron al máximo sus horarios, estando un máximo de seis horas en la calle pese a la lógica ilusión de prolongar su primera estación de penitencia. Todo un ejemplo, pese a su juventud, de saber estar, de hacer las cosas con estilo y un espejo donde mirarse el resto.
El Consuelo además presentaba numerosas novedades en su cortejo. Ildefonso Jiménez ha sido el artífice de que la cofradía luzca este año un banderín dedicado a la titular de la hermandad, Santa Ángela de la Cruz, una joya realizada en sedas y oro que lució la cofradía. Además, estrenaban anoche la terminación del tallado en madera del paso y la cruz de guía en plata de ley y carey, realizada junto con el libro de reglas por Joaquín Ossorio.
La poderosa voz de mando de Isaac Nuñez resonaba potente durante todo el recorrido, y los momentos más especiales de la cofradía se pudieron vivir, mención aparte de en la salida y la recogía, cuando el paso encaró la Parroquia de San Pedro. Era algo más de las nueve de la noche, y el paso de misterio de la soledad de María en la cruz del Calvario, envuelto en una multitud de gente que lo esperaba por las angostas calles del barrio de San Pedro, caminaba con sones clásicos de marchas fúnebres en busca de la Plaza Quemada, la novedad más importante de este año en el itinerario de la cofradía. Los nazarenos de la corporación, pese a la cantidad de gente y la dificultad de las recoletas calles, permanecían muy juntos, dando sensación de unidad y orden a un cortejo elegante gracias a sus preciosas y originales túnicas.
Pero si hablamos de cortejos, evidentemente Soberano y Redención pusieron la nota de alegría en la calle, con unas túnicas con diseños realmente estéticos y vistosos, con los colores rojo y azul como referentes de las cofradías de la Granja y del Santuario respectivamente.
Un Sábado de Pasión, en definitiva, que nos hizo soñar con un Domingo de Ramos pleno y vibrante, gracias a la calidad de las tres cofradías que ayer hicieron estación de penitencia demostrando que no siempre la antigüedad es sinónimo de buen gusto, y que las cofradías jóvenes pueden tener las ideas muy claras en cuanto a su organización.
Un Sábado de Pasión que el año que viene posiblemente, a menos que se creen nuevas hermandades, desaparecerá como tal tras muchos años saliendo pasos en él, ya que las tres cofradías tienen aprobada su inclusión en la Semana Santa del año que viene, aunque aún no se tenga decidido el día que harán estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Una oportunidad de oro para que los cofrades de la ciudad las reciban con el mismo cariño que recibieron el año pasado a la hermandad de la Clemencia, y para que demostremos, como ellos, que sabemos hacer las cosas bien.