El Barça le perdona la vida al Benfica y se la jugará en la vuelta
La falta de puntería azulgrana mantiene en suspense la eliminatoria hasta el choque en el Camp Nou Moretto salvó a su equipo de una derrota segura
Actualizado:El Barça obtuvo un pírrico empate sin goles ante el Benfica en el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones. Los azulgrana pudieron solventar su pase a las semifinales tras acumular hasta ocho ocasiones de claridad, incluidos dos palos, ante un conjunto portugués que tan solo tuvo un par de remates con peligro.
El lamento de Rijkaard en el banquillo era proporcional a la cara de desesperación de sus jugadores. El técnico azulgrana había acertado con su planteamiento. Un dibujo que obtuvo escaso premio por culpa de la falta de puntería de sus muchachos. El holandés había experimentado en Málaga pero para Lisboa ya había trazado su plan jugándosela a todo el personal que confiaba en la titularidad del canterano Rodri.
Con Motta de central e Iniesta de pivote defensivo, el Barça estaba preparado para plasmar sobre el césped de Da Luz su evidente superioridad. Y lo hizo a lo grande. Bien colocados y con una concentración extrema, los azulgrana bordaron el fútbol ante un Benfica acongojado.
El Barça paseaba por el estadio lisboeta con una autoridad aplastante que nacía de las botas de Iniesta. El manchego, harto de permanecer en el anonimato, explotó sus mejores virtudes para comandar el aluvión azulgrana ante un Benfica que se limitaba a capear el temporal con continuos pelotazos.
Fruto de su dominio y de un par de errores de Moretto, el Barça iba acumulando regalos. Ronaldinho, Deco, Iniesta, Eto'o y Van Bommel, en dos oportunidades, perdonaron la sentencia definitiva de la eliminatoria en tan solo cuarenta y cinco minutos.
Da Luz se debía frotar los ojos. Su rival le perdonaba la vida mientras Rijkaard se desesperaba en el banquillo. Sus jugadores parecían obsesionados en darle algo de emoción a la eliminatoria ante un Benfica muy limitado. Sabedor de las carencias de su equipo, Ronald Koeman evitó maniobras extrañas. Perpetró a su equipo en su propio campo soñando con una contra salvadora. Sus jugadores no le hicieron mucho caso. Nerviosos y superados por el toque azulgrana los lisboetas se limitaron a probar fortuna desde la lejanía. Disparos con intención pero cómodos para Valdés.
Fortuna portuguesa
El Barça empezaba a desesperarse. Ni el descanso cambió su suerte. Dos remates consecutivos al palo de Larsson y de Motta engrandaban la desgracia azulgrana.
Una mala fortuna compensada en la siguiente acción cuando Valdés y Gio salvaron sendos remates de Miccoli y de Geovanni en el único despiste de la novedosa zaga visitante.
El Benfica creía por un instante en el milagro. Un atisbo de esperanza que el Barça cortó de raíz. Van Bommel aumentó la racha de un Moretto tan errático con los pies como magistral con las manos.
Todo ello ante la mirada de un pésimo colegiado tan capaz de tragarse infinidad de faltas sobre los azulgrana como de saltarse una clara mano de Motta dentro del área.
La acción del ítalo-brasileño bajó la intensidad del Barça. Pesaban demasiado las ocasiones fallidas ante un Benfica que, con sus modestos argumentos, volvió a poner contra las cuerdas a un Valdés muy acertado ante un peligroso remate de Simano. Un suspiro final que se le atragantó a los visitantes hartos de tanta desgracia y esperando que el Camp Nou les devuelva algo de la suerte que Da Luz les había arrebatado.