Alrededor de millón y medio de personas según los organizadores, algo más de medio millón para el Ministerio del Interior, es decir, la mayor demostración de fuerza en dos meses de protestas, exigieron ayer en las calles de Francia al Gobierno conservador la retirada de la reforma laboral que facilita el despido de los jóvenes principiantes. Confortadas por el éxito de la movilización, las organizaciones sindicales y estudiantiles proyectan la convocatoria de una huelga general los próximos días en caso de que el primer ministro, Dominique de Villepin, haga oídos sordos al clamor popular.