Centenares de desaparecidos en una aldea Filipina sepultada por un alud de barro
Rescatan a 53 personas con vida, unas 200 pueden haber muerto y 1.500 están desaparecidas El lodo, que llegó a los diez metros de altura, entierra una escuela con 200 estudiantes en su interior
Actualizado: GuardarCentenares de personas están desaparecidas tras quedar ayer sepultado el pueblo de San Bernardo, en el sur de Filipinas, por un alud de barro provocado por las intensas lluvias, según calculan fuentes oficiales y medios locales. El alcalde de la localidad de Liloan, próxima a San Bernardo, Marlo Maamo, dijo que vio el pueblo enterrado y calcula que el alud puede haber causado un millar de muertos. Maamo explicó que unas 370 familias vivían en la localidad costera de la isla de Leyte, a unos 650 kilómetros al sureste de Manila.
La Cruz Roja filipina informó de que intenta verificar las informaciones aparecidas en los medios locales de que unas 200 personas pueden haber perdido la vida y otras 1.500 están desaparecidas. La gobernadora de la isla de Leyte, Rosette Larias, indicó que 36 personas fueron hospitalizadas.
Asimismo, la portavoz de la provincia de Leyte, Eva Tomol, declaró es difícil acceder al lugar del suceso y señaló que varias fuentes de la zona le informaron de que «cinco alumnos de una escuela que quedó sepultada consiguieron salvarse y un niño de un año ha sido rescatado».
Se cree que las posibilidades de hallar supervivientes bajo los metros de fango que han sepultado esta localidad son mínimas. De hecho, Guinsaugon ha quedado prácticamente borrada del mapa y sólo se pueden ver algunos restos de lo que era esta localidad de unos 2.500 habitantes. Otros dos pueblos también se vieron afectados y unas 3.000 personas fueron evacuadas a un pabellón municipal.
La capa de lodo llegó hasta los 10 metros de altura en algunas zonas y es muy inestable, por lo que los equipos de rescate tuvieron dificultades para acercarse a la escuela que quedó sepultada. Según fuentes de los servicios educativos, unos 200 estudiantes, seis profesores y el director se encontraban en su interior en el momento de la tragedia. Cuando se produjo la catástrofe, entre las 9.00 y las 10.00 horas locales (2.00 y 3.00 hora española), los escolares se encontraban en clase.
El senador Richard Gordon, director de la Cruz Roja Filipina, estimó el número de víctimas en centenares e hizo un llamamiento internacional solicitando ayuda. Por su parte, la gobernadora provincial, Rosette Lerias, pidió a los habitantes que cavaran con sus propias manos, ya que el lodo era demasiado blando como para utilizar maquinaria pesada. De todas formas, hay pocas esperanzas de hallar supervivientes y, de hecho, sólo se logró encontrar a 53 personas con vida de entre el lodo antes de que las labores de rescate se detuvieran durante la noche.
«Recemos»
«Recemos por los que han fallecido y se han visto afectados por esta tragedia», declaró la presidenta filipina, Gloria Arroyo, en un comunicado. «La ayuda está en camino y pronto estaréis fuera de peligro», prometió.
Por su parte, Gordon pidió a las tropas estadounidenses que envíen helicópteros a la zona del desastre. La Embajada norteamericana informó de que dos buques de la Marina se dirigirían hacia la zona y que se estaba discutiendo con las autoridades de gestión de desastres de Filipinas para coordinar el despliegue de los helicópteros.
A la zona también llegaron voluntarios de provincias cercanas, así como soldados transportados en helicóptero, mientras que se esperaba que otros accedieran por mar. El capitán del Ejército, Edmund Abella, indicó que «la gente dice que el suelo tembló repentinamente y entonces parte de una montaña se vino abajo sobre la localidad». «Algunas casas fueron arrastradas por la riada de lodo, otras fueron destruidas y otras quedaron sepultadas», relató.
Según explicó, las labores de rescate «son muy difíciles, estamos cavando con las manos, el lugar es muy amplio y el lodo nos impide caminar». Él y los treinta soldados con los que se encuentra sólo han podido rescatar a una mujer de 43 años que «gritaba y buscaba a sus tres nietos, pero no los hemos encontrado».
Las lluvias
La gobernadora de la provincia Leyte Sur, Rosette Lerias, indicó a la emisora DZBB que 500 casas quedaron sepultadas tras el corrimiento, que habría sido provocado por las intensas lluvias caídas en las dos últimas semanas. «La tierra estaba realmente empapada por las lluvias», declaró Lerias, «y los árboles se estaban desprendiendo del lodo».
Según la gobernadora, alrededor de una zona de un kilómetro cuadrado quedó cubierta por el lodo. «Nuestras líneas de comunicación han quedado cortadas porque nuestra gente tuvo que huir, ya que el corrimiento parecía seguir avanzando», señaló Lerias.
Asimismo, explicó que muchos habitantes habían sido evacuados la semana pasada por temor a deslizamientos o inundaciones, pero habían comenzado a volver a sus casas ante la mejoría del tiempo.
«El cuerpo de bomberos ha pedido al Gobierno provincial que evacue a los residentes de una barriada cercana al lugar del accidente para evitar que se produzcan más víctimas, en caso de que ocurra otro deslizamiento de tierra», dijo Tomol.
Los equipos de rescate y helicópteros intentaron a última hora de ayer llegar a la zona, pero la oscuridad de la noche dificultó la operación.
La alcaldesa de San Bernardo, María Lim, quien se encontraba fuera del pueblo cuando ocurrió el deslizamiento de tierras, dijo a los medios locales que todavía no se conocía la magnitud del desastre y que era imposible acceder al pueblo por carretera.
La Cruz Roja de Filipinas informó de que había pedido ayuda a las tropas de Estados Unidos desplegadas en el país para que participen en las tareas de rescate de las víctimas. También, la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) en Filipinas anunció que prepara un dispositivo para enviar material de primera necesidad a San Bernardo.