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Países musulmanes fijaron su respuesta a las viñetas en una cumbre en la Meca
La Conferencia Islámica habría servido de catalizador al actual estallido de violencia a raíz de la reproducción de las caricaturas de Mahoma La crisis saca a la luz innumerables imágenes del profeta
Actualizado: Guardar¿La hoguera de las devociones en curso ha sido espontánea o provocada? La Administración Bush, importantes medios de comunicación de Estados Unidos e incluso estudiosos de la historia del arte empiezan a entrever en la actual explosión de protestas y violencia en el mundo islámico interesadas motivaciones políticas, intentos de aliviar presiones democratizadoras y una activa coordinación entre gobiernos liderada por regímenes tan cuestionables como los que dirigen Irán o Siria.
Repasando la cadena de acontecimientos entre las doce viñetas originalmente publicadas el 30 de septiembre pasado por el diario danés Jyllands-Posten y las actuales protestas, The New York Times destacaba ayer el papel catalizador que habría tenido la cumbre de la Conferencia Islámica celebrada en diciembre en La Meca (Arabia Saudí). En la agenda oficial de ese encuentro de 57 líderes de países musulmanes figura irónicamente el estudio de medidas para contrarrestar el creciente problema de extremismo religioso.
Sin embargo, el comunicado final emitido en La Meca, ciudad de acceso prohibido para los no creyentes en Alá, terminó por expresar una compartida preocupación «ante el creciente odio contra el Islam y los musulmanes». Además de condenar con vehemencia «la reciente profanación de la imagen del Santo Profeta Mahoma en los medios de comunicación de ciertos países» y los intentos de «utilizar la libertad de expresión como pretexto para difamar religiones».
Respaldo
Justo después de esa reunión, el malestar por las caricaturas danesas habría empezado a recibir un muy visible respaldo gubernamental en países como Siria e Irán, con una incendiaria cobertura de sus medios de comunicación oficiales y excepcionales permisos para manifestaciones que han culminado con la quema de las embajadas de Dinamarca, un masivo boicot económico y diversas medidas de presión diplomática.
En el rastreo de los orígenes de la crisis de las viñetas también se considera probado que la acumulación de tensiones se remonta a primeros de octubre, cuando activistas islámicos en Dinamarca organizados bajo la pantalla del Comité Europeo para Honrar al Profeta lanzaron una campaña de denuncias ante embajadores, gobiernos y líderes religiosos para «globalizar» su malestar. Como herramienta de persuasión, el grupo elaboró un dossier de 43 páginas con las viñetas ofensivas y otros dibujos peores, además de realizar múltiples viajes de denuncia a países árabes y ofrecer ruedas de prensa que dieron la falsa impresión de que Dinamarca planeaba una versión censurada del Corán.
El propio clérigo Ahmed Abú-Laban, al frente de esta batalla en Copenhague, ha manifestado al Wall Street Journal que Egipto y otros países árabes han visto en ese furor una buena oportunidad para «contrarrestar la presión que les viene de Occidente» y «demostrar a sus pueblos que son buenos musulmanes». Idea coreada por el Departamento de Estado y una serie de especialistas en el mundo árabe que interpretan las protestas como una oportunidad para que gobiernos en la región sometidos a presiones democratizadoras hayan asociado la libertad y Occidente a la irreverencia hacia el islam. Además de permitir temporalmente flanquear en determinados países el gran reto doméstico planteado por opositores islámicos.
Historia gráfica
La crisis de las viñetas también está sirviendo para que expertos en historia del arte recuerden la existencia de innumerables imágenes del profeta por todo el mundo sin haber generado antes similares protestas. Estas reproducciones, habituales en el arte otomano o persa, también abarcan desde Salvador Dalí a los trasgresores dibujos animados de South Park. Sin olvidar el monumental friso sobre el estrado de caoba donde se sientan los nueve magistrados del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que incluye la imagen de Mahoma con una cimitarra desenvainada en una mano y un ejemplar del Corán en la otra. En los folletos para turistas se indica que esta figura es solamente «un intento bien intencionado» de honrar a Mahoma, pero sin retratarlo.