ESPAÑA

Zapatero reprocha a Rajoy que critique el 'Estatut' si afirma que lo desconoce

El jefe del Ejecutivo defiende en el Congreso el pacto alcanzado con Mas y rebate las críticas de populares y Esquerra El líder de la oposición define la actitud del presidente como «una vergüenza»

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José Luis Rodríguez Zapatero hizo ayer una cerrada defensa del acuerdo alcanzado con CiU, PSC e ICV sobre la reforma del Estatuto de Cataluña ante las críticas que desde extremos y enfoques opuestos lanzaron el PP y ERC. El presidente del Gobierno reprochó a los populares que descalifiquen el pacto al mismo tiempo que dicen ignorar su contenido, y consideró inexplicable que el partido republicano, una formación «progresista», no se sume al consenso.

El jefe del Ejecutivo tuvo una de sus actuaciones más desganadas y deslabazadas que se le recuerdan en una sesión de control parlamentario, al punto de que en ninguna de las dos preguntas sobre la reforma estatutaria catalana se ajustó a los tiempos y el presidente del Congreso tuvo que retirarle el uso de la palabra.

Zapatero defendió el acuerdo logrado porque, a su juicio, permite alcanzar los objetivos de aumentar las competencias para mejorar el autogobierno, moderniza el sistema de financiación e «innova fórmulas de relación bilateral» entre la Generalitat y el Estado.

En su debate con Mariano Rajoy, mostró su extrañeza por el hecho de que no conozcan el pacto cuando «desde el primer instante» el PP lo ha «calificado o descalificado». El presidente del Gobierno echó mano de unas gotas de ironía para pedir al líder opositor que su partido «participe constructivamente, como es su estilo», en los debates de la ponencia de la Comisión Constitucional para lograr el «más amplio consenso». Apuntó que ése era su deseo y confió en que «fuera el del PP».

«Burla a la gente»

Rajoy empezó por tachar de «burla a la gente y falta de seriedad» el acuerdo estatutario forjado el pasado 21 de enero en La Moncloa. Sostuvo que existe un desbarajuste de cifras sobre los beneficios que reportará a Cataluña el nuevo sistema de financiación, ya que mientras desde CiU se habla de unos ingresos adicionales al año de 5.128 millones de euros, Pasqual Maragall se quedó en 3.000 millones, el portavoz nacionalista en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, prefirió decir que «no se sabe», y el vicepresidente segundo, Pedro Solbes, afirmó no sentirse vinculado por el pacto porque se formalizó entre partido y no con el Gobierno.

«¿A quién creemos?», preguntó el líder de la oposición, que se respondió que a quien menos iba a creer es al jefe del Ejecutivo porque «hace tiempo» que ha perdido «la confianza» en él, y «otros», en alusión a ERC. «Podrán comprobarlo en poco tiempo», dijo Rajoy, que consideró en el remate de su intervención que es «una vergüenza» la actitud del presidente del Gobierno en la reforma estatutaria y en la política contra ETA, de la que «espero que se arrepienta». Zapatero no se pronunció sobre este asunto.

El presidente del Gobierno también se midió con el portavoz de Esquerra, Joan Puigcercós, ante quien defendió el sistema de financiación que se aplicará en Cataluña a partir de 2008.

A continuación se perdió en una disquisición sobre las bondades del estado de bienestar y las ventajas que ha supuesto para Cataluña con los 550 millones de euros adicionales para la financiación sanitaria, el incremento de las pensiones a 270.000 personas que cobraban las retribuciones mínimas, los 67 millones de euros para la integración social de los inmigrantes y el incremento de 392 a 858 millones para el plan de vivienda.

Puigcercós no entró al debate y arremetió contra la financiación pactada con CiU porque «es más de lo mismo» y no va a resolver los problemas de déficit público catalán y tampoco la situación de «los Rodríguez y los Zapatero en Cataluña que tienen problemas para encontrar guardería pública».