Jorge González, sacerdote de 50 años, es una de esas personas a las que le gusta enredar con todo tipo de ingenios tecnológicos, en plan autodidacta. En su quehacer diario en la parroquia Beata María Ana Mogas, frente a la urbanización Tres Olivos en Fuencarral (Madrid), el ordenador es una herramienta imprescindible para «todo el trabajo de oficina y la gestión y la contabilidad de la parroquia» -un edificio prefabricado con los días contados-, que como muchas otras en estos tiempos cuenta con su propio espacio en internet (www.archimadrid.es/beatamogas). «Los feligreses contactan conmigo a través de la web», afirma.