ALEGRÍA. Militantes de Hamas celebran en la calle el triunfo indiscutible de su formación. / AP
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La victoria de Hamas en los comicios palestinos da un vuelco a la política de Oriente Próximo

Los fundamentalistas islámicos siembran dudas sobre el proceso de paz y su triunfo desacredita las encuestas a pie de urna Abú Mazen declina la invitación para entrar en un gobierno de unidad

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El escrutinio de las papeletas en las elecciones legislativas palestinas que se celebraron el miércoles en Cisjordania y Gaza ha desvelado la victoria por mayoría absoluta de la organización fundamentalista Hamas al tiempo que abre un futuro incierto en la región, especialmente en lo tocante al desarrollo del proceso de paz. Los islamistas arrasan contraviniendo todos los pronósticos a pie de urna y de los 132 escaños del Parlamento obtienen, tras el escrutinio de la totalidad de los votos, 76 frente a los 43 de Fatah. Los restantes asientos (13), van a parar a las formaciones minoritarias y a cuatro candidatos independientes de los cuales tres están afiliados a Hamas.

Se trata de un resultado humillante para Fatah y de un reparto de escaños que no soñaban los propios fundamentalistas, y que sin duda representa un vuelco en la concepción del conflicto árabe-israelí. «Muestran claramente que el pueblo palestino se ha inclinado por el cambio», señaló uno de los máximos dirigentes de la organización fundamentalista, Mahmud al-Zahhar. Para agregar que su grupo está dispuesto a prorrogar la tregua, en vigor desde febrero de 2005, siempre y cuando Israel ponga fin a los ataques contra la población palestina. Zahhar subrayó que la posición de Hamas está abierta a los deseos hebreos y que sus milicias se reservan el derecho a responder a sus ataques. «Si ellos respetan la calma, nosotros lo haremos, en caso contrario protegeremos a nuestro pueblo y nuestra tierra».

Uno tras otro, los dirigentes de Fatah reconocieron la derrota y mostraron su vocación inequívoca de oposición en el nuevo Parlamento. A pesar de que Hamas, desde el primer momento, les invitó a formar una amplia coalición en la que también participen los partidos laicos minoritarios.

El número uno de la lista general del grupo integrista, Ismail Hanniya, insistió en que su grupo ya se ha puesto en contacto con las formaciones minoritarias, además de Fatah, para establecer un calendario de consultas al objeto de integrar una coalición lo más amplia posible. En el mismo sentido se expresó el hombre fuerte del fundamentalismo, Jaled Mashal, exiliado en Damasco y que telefoneó al presidente Abú Mazen para ofrecerle la entrada en un posible ejecutivo de coalición.

Pero tras una reunión con sus más estrechos colaboradores, Abú Mazen oficializaba la común preferencia de pasar a ser oposición. Todos miran, no obstante, a Marwan Barguti, número uno de la lista general del partido oficialista, cuyas instrucciones resultarán sin duda decisivas y que deben partir de la cárcel israelí donde cumple cinco condenas de cadena perpetua. La pasada semana, cuando todavía se pronosticaba una victoria gubernamental, el líder palestino se mostró partidario de formar una coalición lo más amplia posible que incluyera a Hamas. La victoria islamista deja en la encrucijada un proceso de paz en el que pocos palestinos creían aparte de Abú Mazen. Ni Hamas ni el sector de Fatah que lidera Barguti se han fiado de unas negociaciones que se prolongan en el tiempo sin que Israel parezca dispuesta a cumplir las resoluciones internacionales.

Barguti

«El proceso de paz no existe. No vamos a engañar a nuestro pueblo diciendo que esperamos algo o que nos vamos a unir por algo que no significa nada», explicó Zahhar. El dirigente islámico también anunció que su grupo va a dar un vuelco a toda la gestión de la ANP. «Vamos cambiar radicalmente la economía, la industria, la agricultura, la ayuda social, la sanidad, la administración y la educación».

Casi con toda seguridad, Abú Mazen continuará al frente de la ANP como su presidente, pero las elecciones han abierto un limbo confuso en el que puede cuestionarse su autoridad para negociar la paz con Israel sin el apoyo del Parlamento. Su situación difícil la ha entendido el presidente Bush, quien le rogó ayer que permaneciera en su cargo. «Nos gustaría que continuara en el poder».

En Ramala grupos de seguidores de la organización integrista se dirigieron al Parlamento, arriaron la bandera palestina e izaron en su lugar la enseña verde de Hamas. Al grito de «Dios es el más grande», los simpatizantes radicales se enfrentaron físicamente a otros de Fatah en las calles de Ramala.