Aumentan las separaciones que necesitan mediación para decidir la custodia de los hijos
Los mediadores familiares incrementan su actividad con 145 intervenciones en problemas entre parejas y consiguen llegar a un acuerdo en un 87% de los casos El servicio provincial también se ocupa de los conflictos entre padres y jóvenes
Actualizado: GuardarCada vez más matrimonios llegan a un punto en su convivencia en que la viabilidad de la misma es misión imposible. El desenlace es una ruptura matrimonial, que no sólo daña a las parejas sino que también hiere de forma muy especial, que en ocasiones llega a crear traumas, a sus hijos abocándoles a una situación y a un mundo difícil de afrontar y más si el conflicto se prolonga, o se acerca, e incluso llega hasta la agresión.
Más de la mitad de las separaciones matrimoniales se resuelve mediante un litigio y en demasiados casos, el mutuo acuerdo es un imposible, la guerra abierta no se encierra sólo en los tribunales, sino que se convierte en el día a día de los hijos.
Dentro de las batallas legales, más o menos civilizadas, hay un importante número de casos que requieren la mediación familiar, que realiza la Asociación para la Mediación y Atención del Menor (Arcaduz), en la capital, con la subvención de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, con tres profesionales que trabajan con «parejas casadas o no pero que tienen un hijo en común y están en una situación de ruptura antes, durante y después», asevera la coordinadora del programa Ana Campo, quien interviene en el régimen de visita, en la custodia o en la liquidación de bienes.
Proceso emocional
Así, muchos llegan a un acuerdo sin llegar al «contencioso donde todos pierden y el nivel de satisfacción es bajo». De ahí que no sólo intervengan «en la cuestión material sino que también en el proceso emocional». Una iniciativa, que empezó en septiembre de 2002, para intervenir en 233 mediaciones desde 2003 a 2005, que el año pasado llegaron a ser de 150, pero «a veces muchos expedientes se alargan de un año a otro».
Cádiz, en esta estadística, llama la atención, ya que hay más conflictos de pareja que intergeneracionales, con «un ascenso espectacular» del segundo porque muchos padres e hijos utilizan este servicio para limar las diferencias en aspectos como la hora de llegada a casa por las noches y otros, para que el «adulto se ponga en la posición del hijo» y el hijo se dé «cuenta de porqué sus padres toman tales decisiones».
Así, los conflictos intergeneracionales aumentan con una media de treinta casos en la provincia, en el que ésta en este aspecto se coloca a la cabeza de la tabla frente a la capital.
Cádiz y San Fernando, además, son las que más solicitan este servicio, pero «no tiene nada que ver con la cercanía», ya que también acuden parejas desde la Sierra.
Cada sesión es un reto; por eso, los mediadores deben lidiar para organizar «ese caos» en un servicio gratuito en el que el 87% de las parejas sale con un acuerdo total o parcial en su modo de convivencia con los hijos en una media de cinco o seis sesiones, pero donde cada pareja es un mundo.
El servicio poco a poco va siendo más conocido gracias a que muchas parejas son derivadas desde los servicios sociales o los de atención a la mujer.