Morales se fija como objetivo conquistar la igualdad social al asumir el poder en Bolivia
El nuevo jefe de Estado cambió su habitual jersey por una chaqueta y camisa, aunque no se puso corbata El príncipe Felipe y once presidentes asistieron al acto
Actualizado: GuardarEl líder cocalero Evo Morales recibió ayer los símbolos del mando presidencial de Bolivia en una ceremonia celebrada en el Congreso de su país ante los 157 diputados, invitados nacionales y extranjeros y arropado por miles de indígenas que coreaban «¿Evo, Evo, Evo!». El príncipe Felipe de Borbón, once presidentes -nueve de ellos sudamericanos-, 56 delegaciones, un centenar de personalidades y más de mil periodistas asistieron a la toma de posesión del primer jefe de Estado indígena en los últimos 500 años de historia del país más pobre del continente después de Haití, que fue custodiada por unos 12.000 policías.
Entre ellos se encontraba también Ricardo Lagos, cuya presencia era significativa por ser el primer presidente de Chile en visitar oficialmente en el último medio siglo Bolivia, país con el que Santiago no tiene relaciones diplomáticas desde 1978 a raíz de una centenaria diferencia por la salida al mar. «Vamos a trabajar por el bienestar de nuestros pueblos», dijo el presidente chileno.
Por este motivo, Morales centró su discurso en los problemas sociales que padece el país, donde el 64% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. «Estamos aquí para cambiar esta injusticia, esta desigualdad», clamó el líder indígena antes de corroborar que su prioridad en los cinco años de mandato será acabar con las bolsas de desfavorecidos. «Todos apostamos por la seguridad jurídica, pero antes debe haber seguridad social», agregó.
Retos enormes
Los retos que le aguardan son enormes: desempleo del 12 %, sueldo mínimo de unos 22 euros, la pobreza del 64%.... Ha prometido combatir esos problemas con la «nacionalización» y la «industrialización» de los hidrocarburos, convocando una Asamblea Constituyente y un referéndum para crear autonomías provinciales, y legalizar los cultivos de coca para su uso tradicional. Además, pretende crear autonomías provinciales y legalizar los cultivos de coca.
En su discurso, Morales también tranquilizó a Estados Unidos, que observa con reticencias su ascenso por su proximidad a líderes como el máximo mandatario de Venezuela, Hugo Chávez. En ese sentido, el presidente boliviano aseguró que el país cuenta con la «solidaridad internacional, tanto de Estados Unidos como de Cuba».
Pero sus seguidores más radicales impulsan la expulsión de las petroleras multinacionales y Morales, tras su gira internacional, bajó el tono asegurando que su reforma no implica «ni expropiación ni expulsión». Dijo también que «el trabajo de un presidente es hacer buenos negocios para el pueblo boliviano». Muchos bolivianos «esperan lo mejor», pero «esperan muchos cambios». Contentar a todos, la mayoría indígena y la minoría blanca y mestiza, será una tarea muy difícil.
El aymara Morales, sin corbata, pero cubriendo la camisa blanca con una elegante chaqueta oscura ribeteada con dos franjas con símbolos andinos en lugar del jersey de rayas que ya ha hecho popular, presenció desde el Palacio de Gobierno un desfile militar que lo reconocía como capitán general de las Fuerzas Armadas. Después, ya como presidente, asistió a un acto popular en la Plaza de los Héroes, escenario de violentas protestas en el pasado reciente.
La escolta militar que durante unos metros acompañó a Morales dio paso a otra compuesta por mineros y campesinos, la base del partido Movimiento al Socialismo (MAS) que le hizo ganar con el 53,7% de los votos las elecciones del pasado 18 de diciembre. Después, la alegría se desbordó en una gran fiesta popular.