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LISBOA. Cavaco Silva escucha un comentario de su esposa, María, tras votar. / REUTERS
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Cavaco Silva logra la mayoría absoluta y lleva a la derecha a la presidencia de Portugal

El ex primer ministro habría obtenido casi el 51% de los votos, frente al 21% del socialista no oficial, Alegre

AGENCIA/LISBOA
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Aníbal Cavaco Silva se proclamó ayer por mayoría absoluta vencedor de las elecciones presidenciales portuguesas que se celebraron en un clima de tranquilidad y con una abstención menor de la prevista. Cavaco Silva consiguió el 50,59% del sufragio (2.739.331 votos) con el 99% de las papeletas escrutadas. El diputado y poeta Manuel Alegre fue el segundo candidato más votado, con el 20,72 por ciento (1.122.125 votos). En tercera posición quedó el ex presidente y líder histórico socialista Mario Soares, con el 14,34 por ciento (776.618 votos). Tras Soares se situó el líder comunista, Jerónimo de Sousa, que logró el 8,60 por ciento (465.566 votos). En quinto lugar quedó el radical Francisco Lousa, con un 5,31 por ciento (287.631). El último fue el abogado Antonio García Pereira, candidato de la extrema izquierda, que sólo logró el 0,44 por ciento (23.584 votos).

La participación fue del 62,1%, muy superior a la de las elecciones de 2001, cuando fue reelegido Jorge Sampaio, que fue del 49,7%. Es la primera vez que un candidato del centroderecha gana unos comicios presidenciales en la historia de la democracia portuguesa. Tras Ramalho Eanes, Mario Soares y Jorge Sampaio, Cavaco Silva se convierte, si se confirman los resultados, en el cuarto presidente de la República lusa. Cavaco Silva vivió la noche electoral en su domicilio, acompañado de su familia, y no fue hasta el final de la jornada que acudió al Centro Cultural de Belem para dirigirse a sus seguidores.

Ninguno de los dos candidatos socialistas (uno de ellos no contaba con el apoyo del partido) logró cumplir sus objetivos al no poder impedir la mayoría absoluta de Cavaco. Mario Soares, a sus 81 años, se enfrentaba a uno de sus mayores retos de su carrera política. El hombre que más cargos gubernamentales ha acumulado en Portugal, decidió presentarse a estos comicios por razón de conciencia. Su motivación se debía «al estado en el que se encuentra Portugal. Estamos con una crisis financiera que se junta a una política e institucional y quiero contribuir a superar esta situación».

A pesar de que desde el primer instante los sondeos le fueron adversos, el veterano político no tiró la toalla en ningún momento y mantuvo hasta el final la esperanza de una segunda vuelta, en la que, según todos los analistas políticos, él saldría vencedor ante Cavaco. Pero las urnas no le han dado esa oportunidad. Ahora, el histórico dirigente, tal como había anunciado, regresará «a todo lo que interrumpí por las presidenciales, mi fundación, mis libros, mis lecturas», declaró.

Sin apoyo del partido

Sin embargo, no fue el único socialista que aspiró a la presidencia. El que fuera su amigo y compañero de partido, Manuel Alegre, acabó por presentarse, sin el apoyo del PS, pero sí respaldado por otros muchos integrantes de la izquierda. Y es que, gran parte de los militantes y simpatizantes no entendieron la candidatura de Soares, con su avanzada edad, y después de haber sido primer ministro y presidente de la República.

Manuel Alegre se vio perjudicado por no tener el apoyo del partido, especialmente durante la campaña, donde la logística oficial le hubiese ayudado mucho para movilizar a más ciudadanos. Esta división ha acabado por beneficiar a Cavaco Silva, quien posiblemente haya recogido bastantes votos de socialistas que no se sentían identificados con los candidatos de su ideología.

La jornada electoral transcurrió con normalidad y con una afluencia a las urnas mayor que en los comicios anteriores. Los seis candidatos presidenciales ejercieron su derecho al voto por la mañana, todos ellos haciendo un llamamiento a los portugueses para que el 50,3% de abstención de los comicios de 1996 no se repitiesen.

El actual jefe de Estado, Jorge Sampaio, animó igualmente a los ciudadanos para acercarse a los colegios electorales y aprovechó para desear mucha suerte a su sucesor.