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La Guardia Civil concluye la investigación del crimen de Alcalá en sólo tres días

La jueza que instruye el caso recibió ayer las diligencias donde se detallan los resultados de las pesquisas La autoridad judicial mantuvo una jornada más el secreto de sumario, que será levantado en pocos días

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En poco menos de tres días, el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cádiz ha cerrado la investigación del crimen de Alcalá de los Gazules; unos hechos que han estado envueltos en un mar de dudas, pero que ya tienen respuesta para los investigadores.

En el día de ayer, la Benemérita entregaba a la titular del juzgado de Instrucción nº1 de Chiclana, Barbara Izquierdo, las diligencias elaboradas en este espacio corto de tiempo. En la documentación definitiva que ya obra en poder de la jueza se incluyen todos los detalles de las pesquisas. El instituto armado volvió ayer a no confirmar los resultados definitivos de la investigación, puesto que al cierre de esta edición del periódico el secreto de sumario se mantenía vigente.

Pero otras fuentes consultadas por este medio confirmaron una vez más que la muerte de Catalina Cabeza Cabeza, de 43 años, y la de Miguel Sánchez Rojas, de 36, tuvieron como único móvil el sentimental. La relación que a escondidas mantenían ambos fallecidos era el rumor que circulaba por las esquinas de Alcalá de los Gazules desde que aparecieron los dos cadáveres el martes pasado; poco después de que Miguel asesinara con dos disparos a Catalina y posteriormente se suicidara con su escopeta de caza.

La rumorología en esta ocasión sí ha estado acertada, tras irse descartando en el transcurso de la investigación otras hipótesis. Según las mismas fuentes consultadas, existen testimonios y pruebas que corroboran la relación que tenían los dos fallecidos, pese a que la ocultaban dada la condición de Catalina, que estaba casada y tenía dos hijas, una de ellas menor de edad. Además, el vínculo familiar que les unía (Miguel era primo hermano del marido de la fallecida) hacía aún más difícil la situación.

Posibles celos

Al parecer, los dos llevaban varios meses manteniendo en secreto un idilio, pero se desconoce el motivo exacto que llevó al presunto autor de los hechos a disparar mortalmente por la espalda a su víctima. La hipótesis más repetida es que Miguel podría estar invadido por los celos.

Ya se conoce que el presunto asesino estuvo bebiendo una gran cantidad de alcohol antes de matar a Catalina. En concreto, varios testigos vieron como se tomaba una botella de whisky sólo; lo que le habría dejado en estado ebrio cuando ejecutó a su amante. Es probable que en ese momento estuviera elucubrando los fatales acontecimientos posteriores.

El momento que eligió para atacar a su víctima no fue una casualidad. Miguel, como el resto de familiares y amigos de la fallecida, sabían que Catalina salía a pasear todos los días por la carretera de acceso al municipio alcalaino. Una costumbre que a veces compartía con amigas. En ese mismo punto encontró la muerte.

La autopsia reveló que los dos disparos sufridos por la mujer entraron por la espalda, aunque no afectaron el corazón; eso indicaría que el presunto autor no quiso enfrentarse cara a cara con su víctima y que el ataque le cogió por sorpresa a la mujer.

Otros testigos también han afirmado que vieron a Miguel con su escopeta deambulando por la carretera donde fue tiroteada Catalina. El sitio que eligió para acabar con su vida sólo distaba unos 150 metros del lugar en el que yacía muerta su amante.

Las dudas

En un primer momento, la forma en la que se había disparado el presunto asesino hizo dudar de que hubiera sido un suicidio. Miguel tenía un único impacto que le había entrado por el costado izquierdo, muy cerca de la axila, y que le terminó afectando el corazón. Lo habitual en este tipo de hechos es que la persona que quiere matarse con un arma de fuego suele apuntar a la cabeza, a la boca o directamente al corazón. Pero las averiguaciones posteriores inclinaron la balanza a favor de la hipótesis del suicidio y se descartó la implicación de una tercera persona.

Con las diligencias y conclusiones entregadas ya a la jueza, será ésta la que determine si se trata de un caso cerrado o si existen indicios suficientes para que se mantenga abierta la investigación. Todo indica que Miguel selló definitivamente lo ocurrido cuando puso fin a su vida.