Washington negocia en secreto con la guerrilla una salida al conflicto iraquí
El Gobierno de Bush pretende aprovechar la brecha que existe entre los insurgentes locales y Al Qaeda
Actualizado: GuardarDesde hace meses, el Gobierno de EE UU ha mantenido conversaciones ultrasecretas con líderes de la insurgencia iraquí que discrepan con la infiltración de Al Qaeda en su país, un punto en común con sus invasores. El diario The New York Times ha confirmado la existencia de estas conversaciones a través de tres fuentes, pero la que más información le ha dado es un diplomático occidental cuyo país de origen no revela. Según él, el principal problema de los norteamericanos es localizar a los líderes de los rebeldes, que a falta de una cabeza visible se compone de numerosas células inconexas.
Aparentemente, dos de las principales son el Ejército Islámico en Irak y el Ejército de Mahoma, que se cree formado por nacionalistas iraquíes y antiguos miembros del partido de Sadam Husein. A ellos recurrieron algunos líderes iraquíes para pactar la paz temporal que permitió celebrar elecciones.
El principal objetivo de estos grupos es la expulsión de los estadounidenses, lo que lleva al segundo mayor problema de estas conversaciones. El Gobierno de Bush se niega a establecer un calendario para la salida de sus tropas, principal demanda de estos rebeldes.
De su estado iraquí libre de invasores extranjeros, al califato islámico que busca Al Qaeda hay una gran distancia. Ésa es la brecha que quieren explotar los negociadores estadounidenses. «Nosotros somos iraquíes, y Al Qaeda viene de fuera de nuestras fronteras. Ellos difaman el nombre de la noble resistencia que hay dentro de Irak», dijo al rotativo neoyorquino un hombre que se identificó como Abú Omar, nombre de guerra de un miembro del llamado Ejército Islámico de Abú Ghraib.
El sangriento reguero de víctimas iraquíes que dejan los atentados suicidas de la organización terrorista es una de las razones de su distanciamiento con la insurgencia nativa. Sólo en los dos últimos días, estos ataques han costado la vida a 180 iraquíes, muchos de ellos mujeres y niños. La rama de Al Qaeda en Irak está dirigida por el jordano Abú Musab al Zarqaui, que se hacer llamar líder de la banda en Mesopotamia y recluta a islámicos de otros países dispuestos a dejar su vida en la batalla que pretende extender a todo Oriente Próximo. A ellos se les culpa de la mayoría de los atentados suicidas.
Además de semejante baño de sangre gratuito, la alta participación de suníes en las pasadas elecciones ha abierto las puertas de las negociaciones que se llevan a cabo «dentro y fuera de Irak», dijo la fuente del rotativo neoyorquino.
Sospechosas liberaciones
«Según la doctrina islámica, así como los principios democráticos, no puede darse una resistencia legítima contra un gobierno legítimo», explicó el diplomático occidental. «Si lográramos que la resistencia y la coalición se entendieran, ellos mismos se encargarían de Al Zarqaui y de los terroristas».
Las diferentes fuentes difieren sobre la relación entre las negociaciones y la liberación de Satan Qaood, antiguo socio de Sadam Husein, y una veintena más de detenidos en diciembre. Muchos lo consideran el primer resultado concreto de estas conversaciones, aunque el embajador estadounidense en Irak, Zalmay Khalilzad, lo niega. Otros aseguran que EE UU lo puso en libertad como gesto de buena voluntad que fue muy bien recibido por los suníes. El mismo Qaood dice no saber las circunstancias de su liberación, pero admite que tras ella se le han aproximado líderes insurgentes para pedirles que le representen en negociaciones con los norteamericanos.