Resulta que el descenso en el suministro de gas ruso a Europa occidental, que llegó a provocar auténtico pánico ante la amenaza de un desabastecimiento generalizado, fue debido a que lo desvió Ucrania para compensar la cantidad de hidrocarburo turkmeno que Rusia debería haber dejado pasar a través de sus gaseoductos, pero decidió cortar. De momento, Gazprom, el monopolio energético ruso, ha conseguido restablecer el flujo de gas natural en el gaseoducto que atraviesa territorio ucraniano con destino a Europa. En Moscú, mientras tanto, se reanudaban las negociaciones con Kiev para tratar de zanjar la crisis.