Señor ministro: no le salen las cuentas
Viola usted la norma básica de nunca anunciar un nombramiento de embajador sin tener el plácet
El ministro Borrell contestó ayer en ABC («Las cosas como son») mi columna del pasado 25 de julio. Yo no tardaré dos semanas en replicarle. Dice el ministro que es falsa mi afirmación de que «se ha laminado la carrera de medio centenar de diplomáticos» y que sólo son diez. Pero dice también que a otros nueve se les ha cambiado de embajada o se les ha enviado al Ministerio y a nueve más no se les ha asignado puesto de embajador. Ya vamos por veintiocho. Porque si el ministro Borrell cree que no es laminar la carrera el enviar como embajador a Filipinas a un diplomático que lleva cinco meses de embajador en la ONU su concepto de lo que es una carrera es difícil de entender. Y más cuando en su artículo confunde la carrera diplomática con el cuerpo diplomático. Señor ministro, usted tiene a sus órdenes la carrera. El cuerpo diplomático lo constituyen los embajadores extranjeros acreditados en la capital de un Estado.
A la lista de 28 diplomáticos que reconoce el ministro hay que sumar lo que él llama «dos candidatos que renunciaron a sus puestos voluntariamente». No, señor ministro. Ustedes han retirado múltiples plácets solicitados. Algo que sólo se hace cuando el diplomático cae enfermo o fallece. Y algún diplomático, como Fidel Sendagorta, destinado a ser embajador en el Imperio del Japón, ha preferido no aceptar la embajada alternativa. Eso es laminar una carrera. Y otros que no están en su lista también han sido laminados con prácticas sin precedentes en la historia de nuestra carrera diplomática. Es el caso del embajador José María Robles: Turquía ya le había dado el plácet y ustedes lo han devuelto. Eso sólo se hace cuando se descubre que se ha pedido el plácet para un delincuente. Lo que supongo que no es el caso. Pero es que ustedes ahora han convertido en embajadas de confianza lugares como Ankara. O como Andorra, a donde envían un embajador político (un alcalde) y como a la Unesco y la OCDE (destacados militantes socialistas). Rajoy al menos nombraba embajadores políticos a ex ministros, incluso un expresidente de las Cortes, tercera autoridad del Estado.
Señor ministro, queda claro que a usted la carrera diplomática no le importa mucho. Ha violado usted la norma básica de nunca anunciar un nombramiento de embajador sin tener el preceptivo plácet. En este caso hay múltiples destinos asignados públicamente sin plácet. Pregunte en su Ministerio y le contarán los precedentes de embajadores a los que España ha negado el plácet por haberse anunciado el nombramiento en el país de origen antes de ser otorgado.
Y con la preocupación de su partido por la mujer, usted ha cesado a una embajadora enferma de cáncer. Nunca en la historia de la carrera se había cesado a un embajador de baja por enfermedad. «Las cosas como son», señor ministro.
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