A LOS CUATRO VIENTOS
Salvini y Orban
Poco más que un intercambio de piropos
No parece a la altura de la que presume de ser «la mejor Liga de fútbol del mundo» que, comenzada la competición, se aplacen partidos porque los estadios no sean seguros. O que el terreno de juego de algún campo sea lo que antiguamente se conocía como un infame patatal. Lo peor es que no son causas sobrevenidas sino que ocurren después de que los clubes hayan tenido tres meses para tener listas las instalaciones. La imagen que se transmite al exterior es penosa, tanto como la falta de respeto al aficionado.
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