EDITORIAL ABC

La pantomima enfermiza de Podemos

Iglesias vuelve a demostrar que necesita vivir de golpes de efecto sobredimensionados, en la falsa creencia de que la política depende de él

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Pablo Iglesias ha instalado a Podemos en una pantomima enfermiza y sistémica. Su improvisado y sobreactuado anuncio de una moción de censura contra Mariano Rajoy se topó ayer con el pragmatismo de PSOE, Ciudadanos y el PNV. El primero, decidido a no caer en más trampas absurdas de Iglesias; el segundo, negándose a participar en su enésimo circo mediático, y el tercero, sencillamente porque es consciente de que en España la estabilidad política y económica jamás pasará por el populismo de extrema izquierda. Por eso, Iglesias volvió a demostrar ayer que necesita vivir de los golpes de efecto sobredimensionados y de la impostura exagerada a todas horas, en la falsa creencia de que la iniciativa política en España solo depende del momento en el que abre la boca ante un micrófono . Desconoce que las mociones de censura han de ser constructivas, y que su anuncio exige una fecha, un candidato alternativo, unos apoyos imprescindibles y un programa de gobierno. De nada de eso habló ayer porque realmente no tiene el propósito de desbancar a Rajoy, sino de desangrar aún más al PSOE. Todo en Iglesias se basa en un chantaje a los demás partidos y a los ciudadanos. O se está con él, o con la derecha franquista, represora y corrupta, lo cual es una reducción de nuestra democracia hasta el absurdo, y representa un infantilismo demagógico para seguir manipulando a la opinión pública a capricho con una inexplicable complicidad mediática. Afortunadamente, la gestora socialista es más responsable que Podemos, y Albert Rivera tiene bien catalogado a Iglesias como un fanfarrón. Podemos representa a una extrema izquierda enclaustrada en un obsesivo odio a la socialdemocracia y a la derecha liberal, y anclada en un absoluto desprecio a la estabilidad política como garantía de un sistema democrático sólido.

Es hora de que Iglesias sepa que, pese a los errores de bulto y los abusos cometidos por el PP con la corrupción, hay consideraciones que están por encima de sus ansias autoritarias de derrocar a líderes avalados por la mayoría de los ciudadanos: la estabilidad política, la certidumbre económica, la paz social, la unidad de España o los pactos de Estado para asegurar las pensiones, el empleo, la sanidad pública o la educación. El PP será castigado o premiado en las urnas por sus errores o sus éxitos. Pero forzar una moción extemporánea y sin respaldos es absurdo. Lo mismo vale para el tacticismo oportunista de otros partidos de la oposición -el propio Antonio Hernando , del PSOE, reconoció ayer que pretende que Rajoy comparezca en el Congreso «para humillarlo»- al forzar comisiones de investigación en plena tarea penal de los Tribunales, con el único objetivo de sacar rédito político del desgaste del PP. A estos efectos, las comisiones parlamentarias sirven de bien poco. En España hace falta menos efectismo pseudopolítico al servicio de la convulsión y más responsabilidad. De todos.

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