EDITORIAL
Italia: un país con graves problemas
Los gestos subidos de tono de Salvini y sus ataques a la política europea de migración o a la mera existencia del euro son de una irresponsabilidad gigantesca
Italia es un país de genio, con una historia repleta de momentos de grandeza, pero se encuentra en estos momentos ante un verdadero cruce de caminos en el que aparecen los errores del pasado, muchas veces camuflados por una autoestima un tanto exagerada, bajo la peculiar catadura de sus actuales gobernantes. Enfrentados a la Unión Europea en una carrera suicida, los nacional-populistas de la Liga , especialmente el viceprimer ministro Matteo Salvini , actúan con tal irresponsabilidad que a su lado sus socios de coalición, los demagogos del Movimiento 5 Estrellas , parecen gestores razonables. Este Gobierno de coalición improbable, en el que los dos socios desconfían uno del otro, ha sido en parte el resultado del desencanto que dejó entre los electores el socialista Matteo Renzi , que a su vez había logrado llegar al poder desacreditando a los sucesivos gobiernos tecnocráticos que intentaban poner orden en la economía después de los años de gestión del inefable Silvio Berlusconi .
Los gestos subidos de tono de Salvini y sus ataques a la política europea de migración o a la mera existencia del euro son de una irresponsabilidad gigantesca. La utilización mezquina que hace de los inmigrantes africanos es indecente. Como ha dicho el escritor Roberto Saviano, lo que pretende es sencillamente destruir Europa. Y lo hace sin ocultar sus simpatías directas y sus intereses en la Rusia del autócrata Vladímir Putin .
Y la verdad es que Italia es un país con graves problemas. Hace tiempo que sus infraestructuras están faltas de mantenimiento técnico y legal, a pesar de que el Estado ha gastado más de lo que ingresaba. Ahora tiene la tasa más alta de deuda de la UE, solo superada por Grecia, lo que quiere decir que está en manos de sus acreedores y que es muy vulnerable ante la posibilidad de que se produzca un brusco aumento de los tipos de interés. Después de lo que pasó en el viaducto de Génova , los comentaristas de los diarios se debaten ahora entre mantener las concesiones de las autopistas a las empresas privadas o nacionalizar las infraestructuras, lo que en Italia desde luego no garantizaría en absoluto una mejor gestión.
Los sucesivos políticos italianos han enseñado desde hace mucho tiempo lo que no se debe hacer. Ofrecer a los electores demasiadas promesas sabiendo que no se pueden cumplir crea frustraciones y abre el camino hacia los populistas. Los italianos han oscilado entre los tiempos en que se decían a si mismos que era mejor vivir sin Gobierno o los gobiernos que intentaban vivir sin tener en cuenta a la sociedad. Y hay partes del país donde no se sabe quién gobierna. Por desgracia, esta es la Italia de hoy.
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