Testimonios del coronavirus
Carta de una joven contagiada: «Como yo habrá más personas que no aparecemos en ninguna estadística porque no se nos ha diagnosticado»
«Después de 37 días enferma sigo en mi casa, con fiebre, inapetencia, dolor muscular y cansancio extremo, y la Sanidad Pública que pagamos todos no me da una solución porque no se lo permiten los protocolos»
Tengo 31 años, sin patologías previas , he hecho deporte toda mi vida y llevo una alimentación saludable. Empecé con fiebre el 15 de marzo, un par de días, luego me desapareció y volvió a aparecer el 3 de abril, esta vez para quedarse. En ese momento llevábamos dos semanas con la pandemia y ya se sabía que el Covid-19 se podía manifestar de maneras muy diversas. Por eso, la primera pregunta que me vino a la mente fue si tendría el virus, ya no por mí, sino por las personas a las que podría haber contagiado, empezando por mi familia. No tenía problemas respiratorios, tan solo fiebre, inapetencia, dolor muscular y cansancio extremo.
Al no desaparecer los síntomas, el 7 de abril llamé a mi médico de cabecera y con lo que le relaté activó el protocolo que seguían para los posibles casos de coronavirus : seguimiento telefónico, paracetamol y aislarme de mi familia en una habitación en mi casa durante 14 días. Una familia a la que ya podía haber contagiado, con unos padres mayores de 60 años.
Pasados diez días, como los síntomas no remitían, el médico me derivó a Urgencias para que me hicieran una placa y descartar neumonía. La experiencia en la sala fue impactante, parecía un escenario post apocalíptico, con todo el personal con los EPI, llena solo con posibles casos de Covid-19 (al resto de pacientes los derivaban a otra habitación), sin acompañantes y con distancia de seguridad. Estuve cinco horas allí. Nos llevaban a hacer placas de forma grupal, lo que me recordó a la escena de la fábrica de "Tiempos Modernos". Mi agradecimiento es infinito al personal sanitario , que en todo momento hacía lo que podía, pero estaban prácticamente desbordados.
Afortunadamente, la placa mostró unos pulmones perfectos. ¿Mi diagnóstico? Posible Covid-19. Posible. No me pudieron dar un diagnóstico definitivo porque solo comprobaban si tenías el virus si te ingresaban, para el resto no había ni test ni PCR , ni para pacientes ni para sanitarios.
Volví a casa y todos los síntomas continuaron hasta el 30 de abril, cuando desaparecieron. A partir de ese día, poco a poco empecé a recuperar mi nivel de actividad y pude volver a hacer deporte, hasta el 12 de mayo, cuando me volvieron a reaparecer todos los síntomas . Llamé de nuevo al médico de cabecera. Me dijo que en los centros de atención primaria se iban a empezar a hacer test, pero según el protocolo no nos corresponde prueba a los pacientes que anteriormente habíamos sido diagnosticados con posible Covid-19. La única solución que me podía dar era que evitara salir a la calle y que tomase paracetamol. Solo había salido tres días en dos meses, y la única solución médica que se me daba era que tenía que seguir así.
Después de 37 días enferma sigo en mi casa, sin salir a la calle, con fiebre, inapetencia, dolor muscular y cansancio extremo , y la Sanidad Pública que pagamos todos los españoles no me da una solución porque no se lo permite los protocolos que este Gobierno ha establecido.
Afortunadamente mi caso es leve, pero como yo habrá infinidad de personas, personas que no aparecemos en ninguna estadística porque no se nos ha diagnosticado , y personas de las que el Gobierno se ha despreocupado y a las que ha abandonado. No es que no sepamos si tenemos el Covid-19, es que ni siquiera sabemos si tenemos algo distinto. No es que no haya pruebas en el mercado, es que este Gobierno no quiere pagarlas. ¿La solución? Una clínica privada. Yo tengo la suerte de poder hacer frente a ese gasto, pero habrá muchos españoles que no. No nos dejemos engañar por ninguna propaganda "buenista", el virus sigue siendo una realidad, y no podemos ni debemos confiarnos.
* Irene Muñoz Sanz vive en Guadalajara.
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