José María Carrascal

Se impuso el sentido común

Todos retroceden, menos Rajoy, que se mantuvo firme en que el paro y la economía son lo que más interesa a los españoles

José María Carrascal

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Perdedores, lo que se dice perdedores, han sido las encuestas. Como se demostró en el Reino Unido, ni siquiera las de a pie de urna aciertan. Es más: engañan, y nos tuvieron anoche una hora con el alma en un vilo, por lo que no tendría nada de malo si se prohibieran, si antes los encuestadores no se dedican a actividades más productivas. Si algunos siguen encargándoselas, allá ellos, pero es dinero tirado por la ventana.

Afortunadamente, y actuando al contrario de los ingleses, que se dejaron llevar por los sentimientos más que por el sentido común, largándose de Europa, los españoles han votado esta vez con la cabeza, apoyando lo conocido, pese a sus defectos, en vez de escuchar los cantos de sirena de los que proponían venganza por un lado y paraísos por el otro. Vencedor claro es el PP, posiblemente a costa de Ciudadanos, recuperando aquellos seguidores que se habían ido con Rivera, desilusionados con sus ambigüedades. El PSOE tiene la satisfacción de no haber sido arrollado por Unidos Podemos, como se temía, pero sigue perdiendo votos y escaños, incluso en su feudo, Andalucía, lo que deja tocados tanto a Pedro Sánchez como a Susana Díaz, y esto le obliga a una remodelación si quiere seguir siendo uno de los pilares de la política española. La gran desilusión es la de Unidos Podemos, que tocaba el cielo con los dedos y se ha encontrado de golpe y porrazo con que ni siquiera obtiene los resultados obtenidos por las dos formaciones por separado. Los malabarismos ideológicos de Pablo Iglesias le han pasado factura, al perder credibilidad y despertar el miedo de quienes no se cansa de evocar con tonos amorosos, "la gente", que no es tan tonta como cree. Algo parecido le pasa a Ciudadanos, que pierde potencia e influencia. En realidad, todos retroceden, menos Rajoy, que acertó anunciando, hace meses, en Bruselas, que habría elecciones el 26-J y se mantuvo firme en que el paro y la economía son lo que más interesa a los españoles.

El equilibrio de fuerzas izquierda-derecha apenas ha variado y ninguna de ellas alcanza la mayoría absoluta. Lo que ha cambiado es la atmósfera. ¿Podrá negársele a Rajoy la capacidad de encabezar el próximo gobierno? Porque el que se la niegue quedará como el culpable de que vayamos a otras elecciones. Habrá que pactar y como la coalición PP-PSOE parece descartada, e incluso no sería conveniente por dejar a Unidos Podemos como dueño de la oposición, lo más lógico es que gobiernen PP y Ciudadanos. O incluso el PP en solitario, si Rivera quiere enterrarse a sí mismo. Lo que no podrá hacer Rajoy es buscar el apoyo de los independentistas. Estamos bastante escaldados de tal experiencia. Y lo que los españoles no tolerarían nunca es que, después de haber demostrado sentido común, alejándose de extremismos y aventurerismos, sus políticos no lo mostrasen.

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