EDITORIAL
Evitar el veneno del despilfarro del erario
En los últimos seis años, los ayuntamientos han ahorrado 32.000 millones de euros gracias a las normas de austeridad puesta en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy, urgidas por al calamitoso estado de las arcas públicas que dejó el zapaterismo, que se fue de La Moncloa gastando al año 90.000 millones de euros más de lo que generaba la economía española. Las corporaciones locales han sido, por tanto, vitales para devolver el déficit a parámetros asumibles por el país y tolerados por las instituciones europeas. Los Ayuntamientos han podido reducir sensiblemente su deuda (en 17.000 millones de euros) y, además, han colocado otros 24.000 millones en su tesorería. Solo en el último año, las entidades locales lograron un ahorro neto de 7.000 millones. En general, han reducido su agujero financiero un 70 por ciento desde 2011.
Las limitaciones del gasto público no eran por tanto un austericidio caprichoso sino una necesidad , la única manera de salvar de la quiebra todo el sistema financiero del Estado. Naturalmente, el esfuerzo tuvo sus sacrificios, dolorosos, que corrieron a cargo de los ciudadanos. Pero al menos sirvieron para sanear las cuentas y detener el disparatado despilfarro que se había instalado como inercia venenosa en las administraciones durante la época de las «vacas gordas». Conviene, por tanto, no perder la perspectiva y seguir aplicando las normas de contención en el gasto que, con acierto, puso en marcha el Ejecutivo popular. El nuevo Gobierno del PSOE, partido que tiene históricamente acreditada su tendencia al despilfarro , ha comenzado a levantar la mano. No olvidemos que su vicepresidenta Carmen Calvo se encumbró en materia financiera afirmando que «el dinero público no es de nadie». El peligro es que se avecina un año cuajado de elecciones, terreno abonado para utilizar los recursos públicos como banderín de enganche de votos de los gobiernos en ejercicio, un tentación que debe quedar desterrada si no queremos desandar el camino y volver a las arenas movedizas y sufrimientos que trajo la crisis.
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