Editorial ABC: dejar gobernar es deber democrático
No existe un mínimo de responsabilidad institucional entre los partidos políticos perdedores, dada su incapacidad para ceder en la derrota y renunciar a los vetos personales
La ronda de contactos entre el Rey y los líderes políticos terminó ayer con tres conclusiones claras y ninguna solución inminente para la formación de Gobierno. La primera es que aún no hay fecha para una investidura , pese a que Mariano Rajoy acepta el encargo de Don Felipe. La segunda es la sospecha de que Pedro Sánchez está decidido a enfrentarse a las críticas de su partido , aun a riesgo de provocar un cisma interno de imprevisibles consecuencias, para proponerse como alternativa cuando la situación de parálisis se haya tensado tanto que el líder socialista aparezca como el único remedio para eludir nuevas elecciones. Y la tercera es que desde el 20 de diciembre no existe un mínimo de responsabilidad institucional entre los perdedores.
Apenas pasaron unas horas desde que Pedro Sánchez se comprometió a no entorpecer las negociaciones de Rajoy, cuando ya lo estaba haciendo. La decision del candidato del PP de aceptar el encargo del Rey sin aclarar si se someterá a la investidura se convirtió en el arma arrojadiza para iniciar una nueva campaña de desgaste del ganador de las elecciones. No es ningún fraude de ley , como denunció anoche el PSOE. Es cierto que la Constitución prevé que un candidato ha de someterse aun no habiendo fecha, pero nada hay inconstitucional en algo que aún no ha ocurrido. Al socialismo de Sánchez le delatan sus prisas por que Rajoy fracase para intentar un Gobierno imposible con Podemos y los independentistas. Su obsesión por gobernar a toda costa y el estigma de ser el único aspirante a presidente en democracia que no lo consiguió le empujan a protagonizar una pataleta irresponsable, la enésima, en lugar de actuar como lo hizo Felipe Gonzalez en 1996, cuando optó por no bloquear la investidura de Jose Maria Aznar con un criterio de estado del que el actual PSOE carece.
El panorama es demoledor . El tacticismo, los egos y el inmovilismo no hacen sino incrementar el descrédito político ante una ciudadanía sumida en el hartazgo. Ninguna respuesta que se le da al elector es convincente ni justifica con argumentos sólidos por qué Ciudadanos y el PSOE son incapaces de asumir que facilitar la formación de Gobierno al partido más votado no es una humillación , sino parte sustancial de una obligación democrática cuando lo que está en juego es la viabilidad y el prestigio del país. Al PSOE y a C’s les falta generosidad y sentido de Estado.
Desde ayer, y aceptado el compromiso, Rajoy traslada a Rivera toda la presión para rectificar su incoherente abstención, votar «sí» y empujar al PSOE a una razonable abstención para encauzar la legislatura. Cualquier otra alternativa sería poco viable.
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