Testimonios del coronavirus
Carta de un contagiado: «En España la proliferación del virus queda al albur de que la persona portadora sea, o no, responsable»
«Parece lógico que en casos de test positivo se exija, o facilite, una PCR para salir de dudas, pero las normas sanitarias lo impiden: solo lo autorizan en casos de insuficiencia respiratoria grave o como preoperatorio»

Tras un viaje a Madrid entre los días 5 y 7 de marzo, quedé infectado de coronavirus . Allí pude sentir el ambiente de cierta incomodidad y desazón que se respiraba, y pude ver cómo en los baños el Auditorio Nacional muchas personas se lavaban las manos y luego un camarero nos dijo que el público había bajado en torno a un 50 por ciento por el virus, "sobre todo de la gente mayor".
El 11 de marzo me vino una molesta tos que achaqué al frío que había pasado, pero al día siguiente me llegó un letargo con fiebre y a partir del viernes sospeché del virus, por lo que decidí enclaustrarme en en mi chalet. Por las mañanas me encontraba muy bien y trabajaba duro en mi huerto, pero a las 7 de la tarde llegaba el adormecimiento y la fiebre. Era como un tira y afloja en mi cuerpo.
Una mañana, tras largo esfuerzo cavando, me erguí para estirarme y de repente cayó sobre mí una tonelada de cansancio que me aturdió. Otro tuve un fortísimo dolor de espalda como si me hubieran dado una paliza.
Los hospitales estaban colapsados, "quédate en casa" nos decían, y las personas morían de neumonía. Como mi tos era de garganta no estaba muy preocupado y pensaba que el virus era soportable .
La Diputación General de Aragón puso un teléfono para atender a los infectados, pero nadie lo cogía . Después ideó una aplicación por internet, para hacer un seguimiento, y cuando quise apuntarme no pude porque exigía el número de afiliado de la Seguridad Social y mi asistencia médica es por póliza privada (como tantos funcionarios). En ese momento me sentí desamparado de toda asistencia sanitaria y comprendí que para salir adelante debía ser por mis medios. Leí que para fortalecer el sistema inmune son claves las vitamina C y D, el Zinc y el Selenio, así que por las mañanas cavaba con poca ropa, para recibir más sol, y tomaba seis naranjas diarias y frutos secos.
Al cabo de nueve días la fiebre cesó, aunque persistía la tos; esa novedad me preocupó pues temí que algo malo tramaba el virus. Dos días después esa tos me bajó al pecho y, a la noche, desde las once hasta las cinco de la madrugada, allí se produjo una batalla sin cuartel, con convulsiones fortísimas, sin descanso. A veces del impulso quedaba casi sentado en la cama.
El 23 de marzo madrugué para ir a la clínica y, sorprendentemente, no tenía la tos del virus, solo la derivada de mi destrozada garganta. Al llegar y explicar mi caso me mandaron al hospital de Barbastro, pero no quise ir porque ya me encontraba bien y temía propagar una infección. Volví a mi casa para llamar a otro teléfono de Zaragoza atendido por filántropos médicos jubilados, pero como seguía sin toser pospuse la llamada a la tarde, que retrasé al día siguiente por la misma razón. Al día siguiente comprendí que mis síntomas habían desaparecido tras aquella noche feroz.
Quise hacerme un test rápido para saber si seguía con el virus, pero las medidas del Gobierno me lo impedían. Cuando lo permitieron, a finales de abril, viajé 50 kilómetros y me hice el primero, que indicó que lo había pasado y... lo seguía teniendo. Volví a guardar las medidas de confinamiento pese a sentirme perfectamente. Parece lógico que en casos de test positivo se exija, o facilite, una PCR para salir de dudas , pero las normas sanitarias lo impiden: solo lo autorizan en casos de insuficiencia respiratoria grave o como preoperatorio. He comprobado que en España la proliferación del virus queda al albur de que la persona portadora sea, o no, responsable.
Tras sortear una serie de laberintos administrativos ( y pagar de mi bolsillo dos test rápidos) a principios de junio pude hacerme una PCR que ha dado negativo . Mis únicos síntomas son un ligerillo cosquilleo en la tráquea.
Tras superar el virus, un primo de mi madre, exgeneral y agregado militar en Washington, murió en el hospital de Barbastro, tras haberse infectado en Alicante. Próximamente le haremos el funeral que merece.
* Blas Broto Campo vive en El Ariño, Barbastro (Huesca).
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