TELEVISIÓN

Lucía y Manuel rompen su relación en un reencuentro demoledor

El fin de la pareja de Puerto Real: «Eres un pedazo de sinvergüenza, un desagradecido, un asqueroso»

Sofía, junto a Manuel, en su amarga despedida.

José Juan López

Tras una de las hogueras de las confrontaciones más apasionante, Lucía decide abandonar 'La Isla de las Tentaciones' sola y Manuel se va de la mano de Fiama

De la relación de los gaditanos colgaba la sentencia de muerte desde el primer día. Que Manuel se presentara como un golfo y en las primeras horas se besara con dos chicas, dejaba bastante claro cómo podía terminar todo. Mientras el de Puerto Real se besaba (y más que besar) con Fiama por toda la casa, Lucía, despechada, dolida y humillada, intentaba encontrar su camino y la fortaleza para emprenderlo. Para aclarar todo, pidió una hoguera. Quería las explicaciones de Manuel.

Manuel se acercó lentamente a la hoguera y ya desde la sombra se veían su cara lastimera y sus infructuosos esfuerzos por llorar. «Qué falso eres. No llores. Más vas a llorar cuando llegues a la realidad. Qué pena lo que eres. Primero, ¿qué haces gestos de llorar que no tienes ni una lágrima? Falso. A mí me vas a dar coba a estas alturas de la vida…», le decía la que en ese momento seguía siendo su pareja.

La gaditana se mostró serena en todo momento, con las ideas claras y sabiendo exactamente qué quería decirle y cómo. Había llegado su momento de liberación: «Primero, eres un pedazo de sinvergüenza, un desagradecido, un asqueroso, no tienes perdón de dios. ¿Hasta ahí de acuerdo? -Él asiente - Para no quedarte conforme con tus guarrerías y tus asquerosidades, que las llevas haciendo desde el primer día, ¡desde el primer día!, que te ibas llorando… vas a explicar aquí tú el papelón de tanto llorar que te has montado. Ahora lo vas a explicar».

Manuel la miraba compungido y tal vez algo avergonzado, con la cara roja de tanto esfuerzo para que saliese alguna lágrima. Ella seguía, implacable: «Y segundo, tirándome por tierra a mí. Después de lo que tú me estás haciendo, ¿tú eres capaz de decir que yo a ti no te he pedido perdón nunca, que yo digo ‘eso es lo que hay así soy yo’? Di aquí ahora mismo si yo nunca he llorado y te he pedido perdón por actos que yo he tenido contigo, dilo… ¿Cuántas veces te he preguntado en un año si tú estás enamorado de mí?». «¿Y cuántas veces te he dicho que sí?», apunta Manuel. «Mentiroso de mierda. Que acabas de decir en los vídeos que no. El primer día, la primera semana», sentencia Lucía.

El esperpento continuaba. Manuel esforzándose por hacer brotar alguna lágrima e intentando, como siempre, darle la vuelta a la tortilla y justificar sus acciones desde su interpretación de lo que hace la otra parte: «¿Tú te estás viendo cómo te estás comportando?», le afeaba el gaditano. Pero Lucía no se achantaba: «¿Tú vas a juzgar cómo yo me comporto? Que te metes en una ducha y no he podido ver los vídeos de la vergüenza que me ha dado. ¿No se te cae la cara de vergüenza?».

Como habitualmente, Manuel justificaba todo asegurando que él estaba siendo él, dejándose llevar, escuchando a su corazón: «He hecho lo que me ha salido», explicaba, con voz rota. «Lo que te ha salido, ser un guarro, como siempre», respondía con desprecio la puertorrealeña. Pero él continuaba: «Yo he sentido cosas y no he podido pararlas. Yo me he guiado por este de aquí (se señala el corazón). A lo mejor tú lo has hecho por venganza. Tú has sido muy hipócrita, porque a ti quien te gustaba desde el principio ha sido Isaac». «Eso es mentira y cuando lo veas te vas a tragar tus palabras».

Manuel intenta censurar también el comportamiento de su pareja y le reprocha que ella también se besara con un chico. Lucía le recuerda que él se besó con dos antes de que ella lo hiciera, a lo que él, en un intento desesperado por ganar alguna batalla, le pregunta que por qué lo hizo entonces: «Porque me ha salido del coño, punto», responde dignamente Lucía.

El gaditano aseguró en todo momento que no ha podido controlar lo que ha ocurrido, que se ha dejado llevar y esto es lo que ha pasado: «Si lo que me ha pasado aquí, por que me muera, me pasa allí en Cádiz, yo corto la relación en Cádiz. Me ha pasado aquí. Yo te juro, y te lo digo mirándote a los ojos, que como te he querido a ti no he querido a nadie. Que yo he estado loco contigo. Eres de las personas que mejor se ha portado conmigo en mi vida. Yo he metido la pata aquí porque me he dejado llevar por lo que he sentido, yo no quería hacerte daño».

Finalmente, Lucía se libera totalmente con su sentencia definitiva: «Tranquilo, que tengo una cosa que decirte que incluso va a ser bueno para ti. Te tengo que dar hasta las gracias, Manuel. Porque yo te quería a ti por encima de mí y eso yo no me lo puedo permitir nunca más en mi vida, porque yo estoy por encima de ti y de mucha gente y eso me lo han enseñado aquí, entre otras personas, Isaac, que tanto tú criticas. Y yo he tenido aquí todos los días una presión en el pecho, que me levantaba con ansiedad, no paraba de llorar a diario, hasta el momento que tú la has liado y he dicho ‘qué me pasa’. Se me ha ido la presión en el pecho. La llevo teniendo mucho tiempo, años. Y yo no me merezco eso. Y por esa parte estoy super feliz y super contenta. Nunca más me van a tomar el pelo como me lo has tomado tú».

Una vez que las dos partes dijeron todo lo que tenían que decir, Sandra Barneda les pregunta qué quieren que ocurra a continuación: si quieren seguir en la isla, abandonar el programa solos, o abandonarlo con algún tentador o tentadora. Manuel decide dejar la isla con Fiama para poder conocerla mejor fuera y Lucía, valiente, decide abandonarla sola. La de Puerto Real se va de la hoguera con paso firme y Manuel, tras unos segundos, sale corriendo detrás de ella, gimiendo y llorando (sin lágrimas), dándonos uno de los momentos más épicos de todas las ediciones del programa. La conversación que tuvo lugar entonces quedará en los anales del programa:

«Perdóname Lucía, por favor».

«Que ya está Manuel, que no pasa nada».

«Dame el último abrazo».

«No, no, lo siento, es que no lo siento, no quiero saber nada de ti, de verdad, me has humillado mucho, lo siento, de verdad, no. Yo te doy un abrazo y vas allí y besas a la otra te quiero y nos vamos juntos. No hijo, lo siento, más humillaciones, no. Ya está bien, Deja ya el drama, no pasa nada».

«Un abrazo, tocarte un brazo…»

«No, no, a mí no me toques más. Lo siento de verdad, hasta luego».

Y hasta aquí duró la experiencia de los gaditanos en el programa de Telecinco. A Lucía le ha servido para liberarse, para darse cuenta de que tiene que mirar por ella, y a Manuel para confirmar que no estaba enamorado. Ahora sus caminos se separan en Cádiz, pero seguramente los veremos cruzarse más de una vez en los pasillos de Telecinco.

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