Lucía llega a su límite tras ver las imágenes de Manuel teniendo sexo con Fiama

José Juan López

05/03/2021 a las 11:13h.

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Tarde o temprano iba a suceder. La cercanía y complicidad de Manuel y Fiama hacían pensar que de un momento a otro pasarían al siguiente nivel en 'La isla de las tentaciones' . Finalmente, en la última hoguera, Lucía pudo escuchar y ver unas imágenes que no dejaban lugar a duda: Manuel había culminado la infidelidad a su novia en el baño de la Villa.

Todo empieza cuando Fiama entra en la habitación y despierta a Manuel. Hay entonces besos y caricias debajo de las sábanas, como otras veces. Sin embargo, esta vez parece que la pasión se ha desbocado y se ve a la tentadora salir de la cama diciendo ‘Voy a lavarme los dientes’, seguida por el de Puerto Real. Lo que ocurre en el baño no se ve, pero se escucha. Las imágenes muestran la puerta cerrada del baño con unos sonidos que evidencian claramente lo que estaba pasando dentro.

Lucía había llegado a la hoguera preparada para cualquier cosa, pero tal vez no para lo que vio y escuchó. Antes de emitir las imágenes, Sandra Barneda la pregunta que cómo cree que está Manuel:

« Manuel está en su salsa, es lo que a él le gusta . Él quisiera vivir así toda la vida, sin tener los pies en la tierra, porque él vive todavía en sus 18 años y tiene 29. Él cree que siempre va a ser joven, que siempre va a ser guapo, que siempre va a tener abdominales. Cuando todo eso se pierda a ver quién lo quiere aguantar con las actitudes y la personalidad que él tiene».

Antes de que acabaran las imágenes, Lucía, muy dolida, suplica a la presentadora: «Ya, para, para, para... No voy a aguantar más humillaciones de este ser asqueroso. Que no, que no y punto, que se terminó, que se acabó, que no aguanto más, que he llegado a mi límite, que fin».

Después de sus 30 segundos de pasión desenfrenada en el baño, llegan los arrepentimientos, pero no de la persona esperada. Es Fiama la que se siente mal: «No estoy enfadada contigo ni mucho menos, pero creo que hemos hecho daño a tu piba que no tenía que ver esa mierda. No era necesario por treinta segundos de mierda». Fiama, que llegó a la Villa como soltera y tentadora, no debería ser la que se siente mal, y sin embargo es la única que parece preocuparse por los sentimientos de Lucía: «Me siento mala persona porque no he sido empática con la novia de Manuel . Una cosa es que me bese con su novio y otra que pase algo más», se lamentaba entre lágrimas.

Mientras Fiama se siente culpable por el daño que ha podido hacer, Manuel parece encantado con lo sucedido: «Esta noche, carricoche. Fresh, vainí, shocola, cacahué. Me lo he pasado de puta madre».

Al día siguiente, Sandra visita a los chicos para comunicar la penalización a Manuel. Antes, les muestra las imágenes de la noche de pasión entre el gaditano y la tentadora. Él intenta explicarse: «Qué vergüenza colega. Sé que está mal, sé que está prohibido entrar de dos en el baño, pero yo, Sandra, te lo juro por mi madre, que lo único que intentaba que no hubiera imágenes en la cama , y por eso ella me dio vámonos al baño y yo me fui. He metido la pata, no he sido honesto. Lo he hecho también por protegerla un poquito a ella. Ni pensé que estaba rompiendo la normas».

La presentadora, finalmente, le comunica la sanción: «Aceptaste vivir esta gran prueba de amor las 24 horas de una forma honesta y sincera. Pero te saltaste las normas y te escondiste en el baño con Fiama. Ha llegado el momento de asumir las consecuencias de tus actos : no vas a ver imágenes de Lucía, pero dada la importancia de esas imágenes creemos que es necesario que sepas de ese contenido. Así que hemos decidido que tus compañeros sean los únicos que lo vean».

Tras ver las imágenes de Lucía con Isaac, los compañeros de Manuel se muestran realmente sorprendidos. Lo cierto es que parece que todos llevan unas gafas de realidad aumentada, o de realidad paralela, porque lo que muestran las imágenes no es para nada lo que ellos le describen al gaditano. Al final, este es un programa en el que cada parte interpreta lo que hace la otra de la manera que más le conviene y con el objetivo de justificar sus futuras acciones y actitudes. «Vas a flipar», «Lo peor que puedes imaginar y acertarás», «Es increíble lo que pasa ahí. No sé si hay algo en la piscina o qué» o «Es un putiferio, un cristo. Un circo da menos que hablar». Raúl da la puntilla con su comentario final a Manuel: «El lobo de Caperucita se está cansando de Marina y ahora va a por la siguiente presa, que es tu novia».

A Manuel, que tiempo le falta para intentar, con cualquier excusa, poner su actuación y la de Lucía al mismo nivel como modo de autodefensa y justificación, comenta a la presentadora: «Cuando su madre vea esto no la va a reconocer». Sandra Barneda, inesperadamente, replica: «¿Y cuándo tu madre te vea a ti sí?». «Pues mi madre sí porque ella sabe de qué pie cojeo yo. Mi madre antes de entrar aquí me dijo ten cuidado que eres muy peligroso, ten cuidado que la vas a liar. Y la he liado . Pero mi madre ya lo sabía. Su madre, no». Los comentarios de Manuel hacen reír a sus compañeros y a la conductora del programa, que no sabe si reír o llorar ante las peregrinas pero salerosas explicaciones del gaditano.

En programa de la próxima semana veremos cómo Lucía pide una hoguera de las confrontaciones. Manuel puede o no aceptar la petición de Lucía y podrán decidir si continúan con la experiencia o si abandonan la isla, juntos o separados.

Manuel no es la única persona que ha hecho daño a Lucía en el programa. La que hasta el momento era su mejor amiga dentro de la casa, Lola, la había decepcionado tras su noche de toqueteos con Carlos en una cama en la que también estaba ella.

Mientras Lola estaba en la hoguera de las confrontaciones con su novio Diego, Lucía baila y habla con Carlos. Intenta sonsacarle en qué punto está con Lola y qué es lo que quiere. Le dice que las citas parece que están ya toda adjudicada a Lola, a lo que el sevillano le dice que no y que Lola no va a volver. Lucía, con sonrisa cargada de maldad, le dice es un ingenuo , que está segura de que Lola va a volver.

Y así fue. Lola vuelve de la hoguera y cuenta a todos que Diego se ha arrepentido de lo que ha hecho y que ha visto un hombre en él que hace que quiera luchar por la relación. La cara de circunstancia de Lucía es un poema. En el fondo, la gaditana, además de estar dolida, siente celos: el único tentador con el que podría hacer algo siente más atracción por otra persona.

Lucía, sincera pero cargada de rencor y maldad, se acerca a Lola para contarle cómo se siente de verdad: «Es verdad que yo era a la que más quería en la casa, pero me siento muy decepcionada por ti. También a lo mejor me molesta que le des la cita a Carlos». Lola le responde «¿Pero ahora qué hago si es lo que procede?». «¿Es lo que procede? Entonces tú quieres estar con tu novio y quieres estar con Carlos. También tienes que ver lo que hace tu tentación cuando tú no estás». La relación entre las dos compañeras está definitivamente rota.

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