Bal no detiene la sangría

La marcha de Ángel Garrido ahonda en la descapitalización de Ciudadanos y ejemplifica el auge y la caida del partido

Edmundo Bal, nuevo candidato para la presidencia en la Comunidad de Madrid por parte Cs EP
Víctor Ruiz de Almirón

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Pocos casos como el de Ángel Garrido ejemplifican mejor el ascenso y caída de Ciudadanos. Hace menos de dos años, unos días antes de las elecciones generales de abril de 2009, el expresidente de la Comunidad de Madrid, al que Pablo Casado no había elegido para ser el candidato a las elecciones autonómicas, comparecía en la sede de Ciudadanos junto a Ignacio Aguado para anunciar su salto a la formación naranja. La operación se tramó a espaldas del PP, que había reservado un puesto para Garrido en la lista para las elecciones europeas.

Hoy los dos, Aguado y Garrido, los rostros más visibles de Cs en el Gobierno regional de coalición con Isabel Díaz Ayuso, conjugan ya en pasado su vida política. Garrido dice que se va para siempre. Aguado se queda a la espera de que se le concedan nuevas responsabilidades orgánicas. Sin que las expectativas del partido puedan en ningún caso garantizar que pueda volver a la actividad institucional.

Ninguno de los dos podía ser el candidato del partido. La formación en ningún caso puede descartar, más bien al contrario, un renovado entendimiento con Díaz Ayuso. La relación de ambos con la presidenta era muy mala. Todo esto siempre y cuando la formación logre representación en la Asamblea de Madrid , algo que muchos sondeos no garantizan. Esa será la misión de Edmundo Bal, que en la noche del jueves oficializaba la sustitución de Ignacio Aguado.

A Aguado se unía unas horas después la renuncia de Garrido, que en una carta manifestaba que ha sido «enormemente feliz en política» pero que «la política ha cambiado». Unos cambios a los que dice ser incapaz de adaptarse. «El otro gran agente de la política actual es eso que llamamos polarización , un eufemismo para blanquear lo que no es otra cosa que política de bloques, radicalismo y en buena medida crispación. Para alguien como yo, que siempre ha militado en el centro, sinceramente es el peor escenario que se pueda plantear», traslada.

Precisamente la dirección de Ciudadanos está intentando hacer bandera de la defensa del centro puro, mirando indistintamente a izquierda y derecha, sin apriorismos, como receta para abrir esta nueva etapa. Pero ni ese mensaje renovado ha sido suficiente para que decida continuar alguien que se siente cómodo en ese discurso.

Su adiós ahonda en la descapitalización del partido. Era la persona dentro de la formación que más altas responsabilidades públicas había llegado a ostentar. Una figura que en el momento de su fichaje trasladó la imagen de un Partido Popular en descomposición y el crecimiento de Ciudadanos con aspiración de ser el nuevo partido de referencia en la oposición a la izquierda.

En dos años el panorama ha girado 180º. El flamante fichaje de Garrido en abril de 2019 y su prematuro adiós en marzo de 2021 ejemplifican a la perfección el fracaso de la formación liberal en este tiempo.

En su adiós, Garrido no carga contra el partido, como han hecho quienes lo han abandonado estos días. Ejemplificándose que no todas las bajas responden a un mismo patrón. De momento solo Fran Hervías ha recalado en el PP formalmente. Además de quienes han votado contra la moción de censura en la Región de Murcia y se incorporarán al nuevo Gobierno de López Miras.

Un goteo incesante

Lo cierto es que todas las bajas sí responden a dos cuestiones compartida, al menos eso aducen: la sensación de que la cúpula del partido está bunkerizada y la desconfianza respecto a las nuevas relaciones con el PSOE. «Apesta a algo raro. La gente se va de este estercolero», apunta una de las personas que han abandonado en los últimos días.

Inés Arrimadas ha ampliado la dirección, ha restado competencias a los señalados Carlos Cuadrado y José María Espejo , ha impulsado la candidatura de Edmundo Bal para la Comunidad de Madrid y empieza a corregir errores como fue la supresión de la estrategia de comunicación.

Pero nada puede anticipar que el goteo de bajas vaya a detenerse. Contando a Garrido y a la procuradora de las Cortes de Castilla y León que abandonaron, se contabilizan ya 15 bajas en los últimos diez días. Todas tienen incidencia importante en sus respectivos ámbitos.

En los últimos días ha dejado el partido Marta Marbán , la que fuera primer cargo público del partido fuera de Cataluña. También lo ha hecho Marta Martín, la única diputada que resistía en el Congreso desde las elecciones de 2015. Una de las más sonadas ha sido la marcha de Toni Cantó. Uno de los rostros más conocidos del partido y a quien en el entorno de la formación se estaba empujando para intentar liderar un proyecto alternativo. Así hasta 15 . Y con el caso de Fran Hervías como elemento fundamental que puede anticipar nuevas salidas. El que fuera secretario de Organización con Albert Rivera es el arquitecto de la expansión territorial de Ciudadanos desde 2014. Su capacidad de atracción a cargos que ya captó en su día para Cs es muy elevada. La dirección de Arrimadas ha instado a todo el que quiera a que se vaya para que cale el discurso de que se empieza de cero.

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