Una sorpresiva baja en Cs da alas a la moción del PSOE en Castilla y León

Montero conserva su acta y podría dejar a los socialistas a un solo voto del cambio de gobierno el lunes

Pleno en las Cortes de Castilla y León. En la imagen, Alfonso Fernández Mañueco Heras

J. M. Ayala

La calma tensa que se vivía en Castilla y León ante la moción de censura presentada por el PSOE saltó ayer por los aires con la inesperada dimisión de la procuradora María Montero como miembro de Ciudadanos. Como ya es habitual, el adiós de la salmantina no vino acompañado de la renuncia a su acta en las Cortes regionales. Sin embargo, su movimiento sí es único en esta reciente desbandada de Cs porque, en su caso, esgrime como justificación su malestar con el pacto firmado allá por 2019 entre Ciudadanos y el Partido Popular para gobernar en coalición . En la práctica, sin que la propia protagonista lo quisiera reconocer, supone que habría sucumbido a los encantos socialistas y que sumará su voto para la causa de Luis Tudanca en su aspiración de convertirse en presidente de la Junta.

Los números aún no dan para que se produzca el cambio de Gobierno, pero lo que hasta ayer a primera hora de la tarde parecía un imposible, ahora deja más abierta esta opción. Cierto es que Ciudadanos —a nivel nacional y autonómico— ha garantizado día sí y día también su «no» a la moción de censura de sus doce procuradores –uno ya ha caído– y que ayer mismo insistieron en que no habrá más deserciones, pero también es verdad que el líder socialista en l a Comunidad ha reconocido sin tapujos haber mantenido conversaciones con integrantes de la formación naranja –sin dar nombres– y que lo que le trasladaban en privado poco tenía que ver con el discurso oficial del partido. Por eso, como él mismo presume, no cejará de buscar los apoyos necesarios «hasta el último segundo de plazo».

Sin que haya trascendido el contenido de la negociación supuestamente mantenida entre la dirección socialista y la ya ex de Ciudadanos, los datos fríos indican que si el PSOE convenciera de alguna manera al representante de Por Ávila y al de la Unión del Pueblo Leonés –ambos mantienen que aún no han tomado una decisión definitiva– y se da por hecho el «sí» de Montero, estaría a un sólo voto de lograr los 41 necesarios para ganar la moción al contar ya con los 35 propios y los dos de Podemos. Ese apoyo que les faltaría no sería el de Vox, cuya portavoz ya ha dejado claro que rechaza un gobierno «socialcomunista» en Castilla y León. La duda, hasta ahora despejada, estaría en si alguno de los otros once parlamentarios de Cs se saltan la disciplina de partido y propician el éxito de una moción en la que ni siquiera desde Ferraz han confiado demasiado, al menos hasta que se consumó el fracaso de la de Murcia.

«La decisión es fruto de una profunda reflexión, de un ejercicio de honestidad con las personas que me votaron y a las que represento», se justificaba ayer María Montero minutos después de registrar en las Cortes, prácticamente 'in extremis' , su baja para poder llegar a la cita del lunes como no adscrita y después de participar en una Comisión de las Cortes defendiendo los 'colores' naranjas y sin dar pistas sobre su sorpresivo movimiento. «Me voy de un grupo sin liderazgo, en el que no existe el trabajo en equipo, en el que unos pocos deciden por todos y con continuos cambios de opinión», añadía entre unos motivos que incluyen también su crítica al pacto entre PP y CS que, según argumentó la procuradora, «no han servido para el cambio y la regeneración después de más de tres décadas de gobiernos del Partido Popular».

Tocados por una dimisión que prometieron no iba a llegar , desde Ciudadanos Castilla y León se limitaron a reclamar el acta de Castaño en virtud del compromiso que suscribió con la formación naranja.

Por su parte, el socialista Tudanca, que calificó el día de ayer como «histórico» porque «están pasando cosas muy trascendentes» para Castilla y León, no citó a la dimisionaria y sí apeló de nuevo «a la gente honrada que aún hay» en Ciudadanos para contar con su apoyo el lunes en una moción que, asumió, es «difícil» de sacar adelante . «No luchamos con las mismas armas que el PP porque tenemos principios y conciencia y no vamos a hacer cualquier cosa para conseguir el poder», subrayó.

Mientras, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, acusó directamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de «querer romper todos los pactos y la estabilidad de las comunidades y de los municipios» que no controla.

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