
El último informe de EuroRAP, un organismo que analiza la peligrosidad de las carreteras europeas, no puede ser más claro. Desde 2008, los accidentes mortales en las carreteras españolas se han reducido de 12.907 a 6.085, una disminución debido a un argumento principal que se sitúa por encima de los más conocidos como la velocidad inadecuada o el despiste del conductor: el estado de la vía.
El Real Automóvil Club de España (RACE), como miembro de EuroRAP, ha participado en este undécimo informe en el que se analiza la siniestralidad vial y el índice de riesgo en la Red de Carreteras del Estado (RCE). De todos los datos analizados, uno se destaca claramente del resto. En los últimos cinco años se han eliminado nueve de cada diez tramos de riesgo elevado, con una reducción del 89.1 % en el número de kilómetros de carreteras peligrosas, y se pasa de 2.350 km en 2008 a los 256 kilómetros del presente informe 2013.
Por su parte, los kilómetros de máximo riesgo denominados como “tramos negros” también se han erradicado, y si hace cinco años la cifra alcanzaba la friolera de 521 kilómetros ahora solo quedan 20 kilómetros. Los peores tramos se localizan en Soria y Pontevedra; se trata de la N-122 entre los km. 187 y 196 y la N-120 entre los km. 615 y 625 respectivamente. En ambas vías se registra una intensidad media diaria por encima de los 2.000 vehículos, lo que da una mayor precisión de resultados.
El programa europeo de evaluación del riesgo en la carretera, EuroRAP, en el que participa el RACE, analiza la peligrosidad de las vías al evaluar los siniestros durante tres años y el resultado se estructura según un “Índice de Riesgo”. Los datos se han distribuido entre autopistas y autovías, carreteras de doble sentido y preferentes, que han sido categorizados en tramos de nivel de riesgo según su peligrosidad.
Al analizar cómo se distribuyen los tramos de la red en función del Índice de Riesgo, se observa que un 92,7 % de los tramos presenta un riesgo bajo o medio-bajo, y solo un 1,26 % tiene un riesgo alto o medio-alto. En la práctica, son 26 tramos peligrosos, que representan un total de 255,8 kilómetros de carreteras, con una media cada año de 58 accidentes mortales y graves que provocan 13 muertes y 60 heridos graves. Por otro lado, aumentan del 39 % en 2012, al 44.7 % en 2013, el número de tramos con riesgo bajo, lo que también significa una mejora en la seguridad de nuestras vías.
Del total de 24.438 kilómetros analizados, el informe del RACE informa del riesgo elevado que existe en esos casi 256 kilómetros, pero destaca la evolución positiva en la reducción de los tramos de riesgo elevado, y si en 2011 representaba el 4,7 % de nuestra Red de Carreteras del Estado, el porcentaje disminuye a un 1,2 % en la presente edición.
Más accidentes en moto
En el lado más negativo hay que destacar los accidentes en moto. Los motoristas tienen cada vez más implicación en la accidentalidad mortal y grave, con una cifra que pasa del 7,8 % en 2003, al 17,3 % actual. Según el informe, los accidentes de los vehículos de dos ruedas se concentran en tramos muy concretos. En los 20 peores tramos se producen 179 accidentes, lo que representa el 17,6 % del total de 1.015 accidentes mortales y graves sufridos en toda la red de carreteras por los motociclistas. Destacar que para el resto de vehículos, los accidentes sufridos en esas 20 zonas de mayor siniestralidad representarían el 9,9 % del total para toda la red.
Como características comunes en estos tramos de riesgo para las motocicletas podemos destacar que corresponden en general a carreteras convencionales, ubicadas en zonas de media montaña, con multitud de curvas y cambios de rasante, utilizados para disfrutar de la conducción especialmente en fines de semana. Con la mejora del firme, la colocación de sistemas de contención, una mejora de la señalización y un mayor control de la velocidad, se podrían reducir en estos tramos los siniestros graves o mortales del colectivo de la moto.
Y en general, la separación de carriles mediante medianas, los cruces a distinto nivel, una mejor señalización e iluminación, los arcenes, zonas de escape y barreras de protección que evitan muchas de las tan temidas salidas de vía, hacen que se reduzca la probabilidad de sufrir un accidente.