Trabant: el coche que cruzó el muro de Berlín
Para adquirir un «Trabi» en la alemania comunista había que esperar hasta 10 años o acudir al mercado negro
Para Alemania, su unificación y el derrumbe de El Muro que separaba Berlín eran un sueño, una obligación, una necesidad. El denominado como «muro de la vergüenza» cayó en la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989, 28 años después de su construcción. Una multitud de berlineses de ambos lados de la ciudad acudieron a la Puerta de Brandeburgo para encaramarse sobre el muro y, en mucho casos, derribarlo con martillos y cinceles. La caída de aquel símbolo de la Guerra Fría aceleró la unificación.
Pero además del paso de personas, un chcoecito, el Trabant, también conocido cariñosamente como el «Trabi» logró atravesar el muro y convertirse en todo un símbolo. Deser el sueño de miles de alemanes del este, este coche espartano, con un motor más bien escaso y ruidoso, el Trabant ha llegado a ser incluso un atractivo turístico y un vehículo de colección.
Su historia nos lleva hasta finales de los años 50 , cuando en la República Democrática Alemana VEB Sachsenring Automobilwerke Zwickau, una ex-fábrica de Horch, comienza a fabricar coches. Entre ellos el Trabant, que en alemán significa satélite, y que hace referencia al satélote Sputnik.
Era un coche fabricado prácticamente a mano y durante toda su historia, hasta el año 1991, solamente experimentó pequeños cambios estéticos o mecánicos. No eran coches precisamente eficientes, ya que consumían unos 7 l/100 km de gasolina , y apenas alcanzaban los 112 km/h.
Su motor bicilíndrico de 500-600 cc y dos tiempos, heredado de un diseño anterior a la II Guerra Mundial de los fabricantes de motocicletas DKW, llegó a rozar 18-26 CV de potencia . Contaba con una suspensión independiente, elementos de carrocería hechos de material reciclado, tracción delantera y chasis monocasco.
El motor estaba refrigerado por aire y, a falta de sistema de lubricación, el aceite se echaba directamente en el depósito de combustible (las primeras versiones no incluían ni siquiera medidor de nivel). El más sofisticado que tuvo fue un 1.043 cc (1.1) heredado de Volkswagen gracias a un acuerdo entre las dos Alemanias, pero muy poco después, con la caída del comunismo , la producción se hizo inviable sin subvenciones públicas y dejó de comercializarse.
Elementos sencillos que lo hicieron duradero, ya que casi cualquiera podía reparar personalmente su coche y un Trabant podía durar tres décadas en activo.
Hubo cierta variedad: versiones sedán, familiar e incluso descapotables . Llegó a haber hasta una versión de embrague pilotado, pero con cambio de marchas manual, para personas con problemas de movilidad. También una versión de carreras, el Trabant 800 RS, con un motor 0.8 y 65 caballos de potencia.
El último fue fabricado en 1991, el final de una producción de unos tres millones de unidades , y muchos fueron abandonados a su suerte y olvidados. Hoy en día hay unos 33.000 vehículos de este tipo en circulación, la mayoría de ellos por nostalgia o como diversión para turistas.
Noticias relacionadas