De ruta con la Honda CB 1000 R: un viaje a la esencia de las carreras

Recorremos el mítico trazado del IOM TT en la Isla de Man, una competición en carretera que se celebra desde 1907

Jm Pérez Lago

Visitar la Isla de Man es una de las asignaturas pendientes para cualquier aficionado a las motos y que mejor momento que la celebración del Tourist Trophy para hacerlo. Llegamos a Douglas, capital de la isla, en avión y allí recogemos la que será nuestra compañera durante los próximos días, una HONDA CB 1000 R. La CB es una preciosa naked de 998 cm3, que gracias a su manillar elevado proporciona manejabilidad y control en las estrechas y bacheadas carreteras manesas. Aunque en la isla no existe limitación de velocidad salvo en los núcleos urbanos , es en la zona de montaña donde se pueden disfrutar a placer los 145 CV que ofrece. Además, con su avanzada electrónica es sencillo configurar su entrega según las condiciones del asfalto.

Algunas curiosidades

Situada en el mar de Irlanda, la isla tiene 572 km² de superficie y poca elevación sobre el nivel del mar, con 621 metros de altitud máxima en el monte Snaefell. En torno a ella se ubican algunas islas pequeñas, como Calf of Man, St Patrick y St Michael.

Tiene habitantes únicos como el Manx , una raza de gato doméstico originaria de la isla. Se caracteriza por tener una mutación natural de la columna que acaba en un pequeño muñón. La leyenda dice que la perdió al llegar tarde al arca, cuando Noé ya cerraba las puertas y le pilló la cola.

El símbolo nacional de la isla son las tres piernas de Man. Es un «trisquel»: tres piernas armadas, dobladas a la rodilla y unidas en el muslo, con el lema en latín «Quocunque Jeceris Stabit» (Comoquiera que lo tires permanecerá de pie), representación de la independencia y resistencia de los habitantes de la isla.

The course

El circuito tiene 37 millas (60,7 km) de carreteras de todo tipo, con baches, bordillos, alcantarillas, árboles, farolas y muros y en la máxima categoría, el Senior TT, se dan seis vueltas, a un increíble promedio de 218 km/h y puntas de más de 310 km/h. Es difícil explicar lo que se siente al ver pasar los pilotos gas a fondo y los que corren allí no lo cambian por ningún «aburrido» GP. Destacable también el ambiente del paddock, de libre acceso, donde el entendido público disfruta de un contacto directo con los pilotos.

Recorrer el circuito en moto es una experiencia única , que no hace sino aumentar la admiración por los pilotos que se la juegan aquí. El paisaje es verde allá donde mires, aunque no conviene distraerse, sobre todo en cruces y rotondas, pues aquí se circula «a la inglesa». Pese a la ausencia de limitación en la velocidad, en ningún momento observé comportamientos «macarras» y se circula rápido pero con gran respeto a los demás.

En la ciudad de Douglas se vive un gran ambiente nocturno, con numerosos locales con música en directo donde disfrutar de una buena pinta de cerveza. El alojamiento y el transporte en ferry hasta la isla es un tema delicado y debe hacerse con meses de antelación. Los isleños son gente afable y bien dispuesta, encantados de mantener viva la tradición del TT y son numerosas las casas particulares que abren sus puertas durante las carreras para acceder a los jardines que lindan con la pista, donde no falta una radio para poder seguir en directo la retransmisión de cada manga.

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