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Movilidad urbanaPontevedra, un caso de éxito

El autor repasa el caso de la ciudad gallega como paradigma del equilibrio entre movilidad y peatones

Madrid Actualizado: Guardar
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Nuestro país es un país de péndulo. No nos ocupamos de asuntos importantes durante años, pero cuando lo hacemos parece que la vida va en ello. O lo resolvemos de inmediato o el mundo se acabará. No hay término medio.

Uno de estos asuntos es el de la movilidad sostenible. Ni una medida en años. Pero un día, al despertarnos, sin explicación previa, un panel electrónico en la carretera lo dejaba claro: «Si arrancas tu vehículo, todos moriremos». En fin.

Con independencia de la falta de pedagogía y previsión de la forma en la política pública, lo cierto es que sí que hay un mar de fondo: el modelo de movilidad debe cambiar. No solo por motivos medioambientales (¿si todos lo coches fuesen eléctricos, no habría problema de movilidad?) Es un problema complejo.

Y como todo problema complejo la pregunta es si nuestros dirigentes pueden dotarse de alguna referencia o modelo. Lo que en las Escuelas de Negocios se denomina «caso de éxito».

Pues parece que sí. Y además, en nuestro propio país. Se llama Pontevedra y vamos a intentar resumirlo con cierta perspectiva. La historia nos dice que el hombre ha tendido progresivamente a vivir agrupado constituyendo aldeas, pueblos y ciudades. En ese «agrupamiento» cada familia vivía en su casa. Y entre casa y casa, la calle. Ese espacio estaba pensado para convivir con el resto de vecinos, como lugar de encuentro. Unos diez metros entre casa y casa para estar, hablar, jugar…. En esta situación irrumpió el siglo pasado el automóvil. Y todo cambió. El 80% del espacio físico se destinó a su presencia, a dejarle paso y a dejarle estacionar.

El vecino tuvo que replegarse: de aquella calle, se tuvo que conformar con un mísero 15%. En total, 15 metros de ancho de su calle se quedaron en tres. Lo denominaron acera y encima regularon su uso. «Todo peatón –textualmente dice el artículo 121 del Reglamento General de Circulación aún vigente– debe circular por la acera de la derecha en relación al sentido de su marcha, y cuando circule por la acera o paseo izquierdo debe ceder siempre el paso a los que lleven su mano y no debe detenerse de forma que impida el paso por la acera a los demás, a no ser que resulte inevitable para cruzar por un paso de peatones o subir a un vehículo». No hablemos de la sanción por no cumplir la norma. Lo importante: la conversación, la estancia y el espacio común se acabaron. El automóvil se lo había llevado. Todo por el desarrollo, nos dijeron.

Sin embargo, en el año 99, en Pontevedra, un grupo de visionarios en aquel momento se pararon a pensar y decidieron que todo aquello no tenía sentido. Garantizando siempre el «uso necesario» del vehículo, tomaron una decisión estratégica: devolver al vecino lo que era suyo, la calle. Los 15 metros. Esporádicamente, el vehículo podría utilizarla para ese «uso necesario». Pero el espacio, toda la calle, es del peatón. Y lo hicieron poco a poco, con todas las herramientas de la política pública: comunicación, pedagogía, plurianualidad…

Lo consiguieron. Y hoy los resultados, presentados el pasado 20 de Noviembre (Colección Movilidad Responsable, PONS Seguridad Vial), están ahí. La contaminación: de 36.469.324 toneladas de CO2 a 12.820.435 en 2014. El consumo de combustible: de 14.443.296 litros en 1996 a 5.077.400 en 2014. La seguridad vial: la 5ª ciudad más segura del mundo. Y la movilidad: el tiempo de demora media pasó de 2,55 minutos en 1996 a 0,57 en 2014 y la velocidad media de circulación incluso aumentó, de 15,27 km/h en 1996 a 20,83 en 2014.

Finalmente, el dato que probablemente lo resume todo de un modo más gráfico: el 81% de los niños de Pontevedra (7 a 12 años) llegan andando al colegio. La mitad, solos.

Hoy Pontevedra es eso, una gran acera, una gran calle. La «red social» humana, en términos actuales. Es el «caso de éxito» en política pública, resultado de un magnífico y valiente trabajo que, reconocido con cientos de premios internacionales, simplemente debe ser objeto de estudio y copia. Reflexionemos.

Ramón Ledesma es asesor de PONS Seguridad Vial

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