Descubre si ha llegado el momento de cambiar el embrague de tu coche
Cada modelo tiene sus especificaciones y siempre hemos de seguir las indicaciones de cada fabricante
Aunque lo usemos a diario, tenemos tan automatizado conducir un coche que nunca nos preguntamos por el funcionamiento de los elementos que lo componen. Un ejemplo es algo tan básico como el embrague, un elemento mecánico que transmite la potencia del motor a la propia caja de cambios del vehículo y permite que, de forma manual, se pueda separar o unir el giro del motor del coche a la transmisión, liberando así el movimiento hacia las ruedas motrices si en ese momento hay una marcha engranada.
Un utilitario que haga muchos trayectos por la ciudad -o aquel que hayan usado conductores noveles- tiene más posibilidades de sufrir y, con él, especialmente el embrague, tal y como detallan desde SPG Talleres . Este se encarga de transmitir la potencia del motor a la caja de cambios. Así facilita la elección de la marcha y la absorción de las sacudidas que provienen de la transmisión.
Para decirlo de otra manera: si existe una marcha engranada, el embrague separa y une el giro del motor a la transmisión, libera el movimiento hacia las ruedas y hace que podamos detener el coche sin que el motor se pare.
Está formado por el volante de inercia o volante motor, al que llega el movimiento cuando el disco de embrague se acopla a él a través del eje principal. Por su parte, la maza de embrague ejerce la presión necesaria para que la potencia del motor llegue a las ruedas motrices. El disco de embrague es el que sufre la fricción y mayor desgaste del conjunto al encontrarse en contacto con ambas piezas. Por último, encontramos el collarín de empuje, que acopla o separa el disco cada vez que se pisa el pedal de embrague.
La red de talleres mecánicos explican que el cuándo debemos sustituir el embrague por uno nuevo depende de la manera en que se conduzca, de los kilómetros que se hagan al año y del estado de mantenimiento general del coche. A título orientativo, se pueden tomar como referencia una revisión del embrague cada 150.000 kilómetros .
Asimismo, cabe prestar especial atención ante los siguientes indicadores:
-El coche se revoluciona cuando pisas el acelerador pero no coge velocidad.
-Las marchas entran mal y de forma brusca.
-Cuando sueltas el pedal del embrague, notas que su recorrido es muy corto y que de forma muy rápida el coche se pone en movimiento.
-Escuchas chirridos cuando pisas el embrague.
-Cuando parpadea o se enciende algún piloto que indique que debes parar el coche por un fallo, entre los que se puede encontrar esta pieza.
Se recomienda visitar el taller siempre que notes cualquier anomalía en el cambio de marchas. Muchas veces no hace falta que el coche sea viejo o tenga muchos años . Los vehículos en los que aprendemos a conducir o cogemos cuando tenemos poca experiencia tienden a sufrir mucho. Revísalo antes de que la avería sea mayor y el coste de reparación sea complicado de asumir.
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