Cuando calienta el sol: aquellos coches de playa de los sesenta

Nos vamos de vacaciones por las décadas de los sesenta y setenta en un coche de playa, un concepto muy de moda en aquellos años, sobre todo en las zonas costeras de Francia e Italia

Santiago de Garnica Cortezo

A esta historia habría que ponerle de fondo alguna canción del verano al estilo de «Cuando calienta el sol», ya saben «siento tu cuerpo vibrar cerca de mí». Así, que si me permiten, con este fondo musical les llevo de vacaciones por las décadas de los sesenta y setenta en un coche de playa, un concepto muy de moda en aquellos años, sobre todo en las zonas costeras de Francia e Italia.

Italia fue el paraíso de los coches de playa, la mayoría de ellos construidos tomando como punto de partida modelos de Fiat, sobre todo el 500 o el 600, sin olvidar el Multipla. En la mayoría de los casos los carroceros orientaban su trabajo en cortar el techo, sustituido por un pequeño toldo, poner unos asientos de mimbre y quitar las puertas, y por supuesto reforzar la debilitada carrocería. Se hicieron famosos los 600 Jolly realizados (en torno a un centenar) por Ghia: Aristóteles Onassis tenía uno para darse paseos cuando se bajaba de su famoso yate «Christina» e incluso se exportaron algunas unidades a los Estados Unidos donde los utilizaron como taxis en la Isla Catalina, frente a Los Ángeles a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, al estilo de los taxis de Capri. Más elaborado fue el Shellette, realizado por el carrocero Michelotti (unas 80 unidades) en colaboración con el diseñador de yates Phillip Schell basado en principio una base Daf y luego la del Fiat 850. Jacqueline Onassis, ex Kennedy, utilizaba uno para sus desplazamientos por la Isla de Skorpios y la familia Real holandesa también tenía otro para moverse por Porto Ercole durante sus vacaciones veraniegas.

Su carrocería e interior en mimbre sigue cautivando hoy día hasta el punto que uno de los escasos Shellette supervivientes se subastaría hace unos años en Bonhams por cerca de 30.000 euros. En esta misma línea de desarrollar unas formas distintas al modelo tomado como punto de partida, están los Multipla Marianella del carrocero Fissore o el Marina Eden Roc creado por Pininfarina también sobre base Multipla para la familia Agnelli y del que se hicieron dos unidades.

El Citroën Mehari

Pero el coche popular por antonomasia de playa es el Citroën Mehari nacido en pleno mes de mayo de 1968 cuando las calles de París ardían con la revuelta de estudiantes y obreros. Con cerca de 150.000 unidades producidas entre 1968 y 1987, el Citroën Méhari es todavía hoy un verdadero fenómeno en la historia del automóvil hasta el punto que en su país de origen, Francia, podemos comprar una carrocería totalmente nueva realizada por un especialista. O incluso hay empresas que transforman Meharis sustituyendo su motor bicilíndrico de gasolina oportuno eléctrico. Si, ya se, también ahora Citroën ha comercializado el e-Mehari, una recreación eléctrica del original, pero nosotros seguimos por nuestro viaje por la historia.

Presentado el 16 de mayo de 1968 en el golf de Deauville, el Méhari, entonces llamado Dyane 6 Méhari es toda una sorpresa por su concepto atípico: un vehículo sin pretensiones, útil para el trabajo y el ocio. Máxima expresión de simplicidad, en realidad el Mehari sirve para todo. El respaldo del asiento trasero se coloca sobre la banqueta y queda una enorme superficie plana de carga que sirve desde llevar tablas de surf a cajas de frutas o pacas de paja, pasando por muebles. Es, en realidad, como una navaja suiza: útil para todo.

Para poner de manifiesto su polivalencia, en aquella presentación 20 modelos, vestidas con ropa de campesino, bombero, aventurero o nadadora, rodearon los vehículos, con indumentarias a juego con los colores de las carrocerías.

El nombre «Méhari» se inspira en la palabra con la que se conoce al dromedario en el Norte de África y el Sáhara. Como su tocayo de 4 ruedas, se trata de un animal sobrio, resistente y todoterreno que puede transportar pasajeros o mercancías.

En realidad la idea no fue de Citroën sino de un antiguo as de la aviación francesa llamado Roland de La Poype que, sobre la plataforma de una furgoneta 2 CV, ideó una carrocería, enteramente construida en plástico ABS (Acrylonitrilo Butadieno Estireno) coloreado en la masa. Esta nueva materia ligera puede tomar cualquier forma y adoptar cualquier color. La segunda gran particularidad del Méhari, es que se trata de un coche totalmente descapotable por encima de la línea de cintura de la carrocería, incluido el parabrisas, que se repliega sobre el capó. Gracias a su chasis elevado y su carrocería en plástico, el Mehari se mueve por todas partes, sobre todo en su versión 4 x 4, lanzada en 1979, que puede superar pendientes de hasta un 60 %. Ofrece una libertad que no ha sido igualada.

El Méhari ha tenido una gran carrera en el cine, protagonizando cintas como «El Gendarme de Saint Tropez», y en las carreteras de todo el mundo, con hazañas como el Raid Lieja – Dakar – Lieja en 1969, el Raid París – Kabul – París en 1970 y el Raid París – Persépolis – París en 1971. Además, se utilizó como vehículo de asistencia médica en Rally Dakar de 1980. También ha sido un fiel colaborador del ejército y de la gendarmería del país vecino gracias a su bajo peso y su versatilidad, que le convertían en un automóvil ideal para unidades aerotransportadas.

En 19 años de historia, el Méhari sólo ha conocido dos series especiales lanzadas en 1983: el Méhari Playa (España) y, el Méhari Azur (Francia, Italia y Portugal), con una carrocería blanca y azul (puertas, calandra, baca del techo, cercos de los faros), con tapicería esponjosa con rayas blancas y azules. Otros modelos inspirados por la misma filosofía han sido también montados por Citroën, como el Baby-Brousse, el Pony, el Dalat o el FAF.

Rodeo, la respuesta de Renault

Ante el éxito que supuso el coche de playa de Citroën, Renault decidió lanzar el Rodeo 4. Producido a partir del año 1970, dos años más tarde llegará una nueva versión, el Rodéo 6, con una delantera más cuadrada. Y en 1981 es el Rodeo 5 el que toma el relevo hasta el final de su producción en el año 1987. Su carrocería en poliéster estratificado, un material utilizado para el revestimiento de las piscinas, se mostró tan resistente como el del Mehari, pero sin embargo el Rodeo no conoció ni el éxito ni la longevidad de su adversario y mientras el Citroën se ha convertido en un clásico, el Rodeo ha caído en el olvido.

Dos años antes la firma del rombo ya había entrado en el segmento de este tipo de coches con el Renault 4 Plein Air, un 4L transformado por el especialista Sinpar. Se comercializó durante un periodo muy corto, de 1968 a 1970, y aunque en su época no terminó de convencer, hoy es un modelo muy apreciado por los coleccionistas que ofrecen cantidades importantes por los raros modelos que aún se pueden encontrar.

Mini Moke

Lejos del soleado mediterráneo, la patria, con permiso de California, de los coches de playa, nació el Mini Moke, concebido a partir del concepto del Mini. Este automóvil muy ligero nacido en el año 1964 estaba concebido en principio para las fuerzas aerotransportadas del ejército británico que buscaban un vehículo fácil de lanzar en paracaídas. Pero sus pequeñas ruedas y chasis muy cerca del suelo le hacían poco o nada operativo en malos terrenos. Licenciado del ejército y pasado a la vida civil, se puso de inmediato de moda en el entorno de las playas americanas, australianas o caribeñas, sin olvidar Europa. Su carrera comercial terminó en el año 1993 pero continuaron fabricándose numerosas réplicas.

Coches de playa de aquellos años sesenta y setenta, un concepto al que las crecientes normas de seguridad hizo desaparecer en su concepto original, pero no por ello han dejado de ser «tu palpitar, tu recuerdo, mi locura…».

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