El Real Automóvil Club de España, RACE, ha participado en un estudio europeo sobre la seguridad en los nuevos Sistemas de Retención Infantil (SRI). Este año, se evaluaron 33 modelos en categorías de peso y soportes diferentes, bajo el criterio principal de la seguridad, el manejo de uso, la ergonomía, el contenido en sustancias peligrosas, la limpieza y la confección.
El informe refleja que de todas las sillas valoradas, solo 16 consiguen un resultado satisfactorio y siete sistemas no alcanzaron una nota suficiente; además, cinco fueron catalogadas como muy insatisfactorias por sus evidentes puntos débiles en el apartado de seguridad.
A la hora de elegir una silla para instalar en el coche es fundamental tener en cuenta la seguridad y la facilidad de uso. Los estudios demuestran que un sistema de este tipo reduce hasta en un 75% las lesiones en caso de accidente. Por ello, es importante conocer qué sistemas ofrecen la máxima protección a los pequeños en caso de incidente. Los datos de siniestralidad en España indican que en el año 2010 fallecieron 53 niños como consecuencia de un accidente de tráfico; la mitad de los niños menores de 12 años que viajaban en estos vehículos no llevaba una silla adaptada a su talla y peso.
El informe 2012 recoge la información más relevante sobre el sistema Isofix, ya que 15 modelos sometidos a estudio incorporan este tipo de sujeción. A partir de noviembre de 2012, los anclajes Isofix y Top Tether van a ser obligatorios para los nuevos modelos. En este sentido, es importante informarse bien antes de comprar porque no todas las sillas con Isofix pueden utilizarse en cualquier vehículo.
En las pruebas efectuadas para medir la seguridad, el estudio toma como referencia los exigentes test de impacto de Euro NCAP, que es el organismo que también examina y evalúa con estrellas todos los vehículos que salen al mercado. La importancia de viajar con un niño en sentido inverso a la marcha radica en que en caso de colisión apenas se producirá un movimiento relativo entre la cabeza y el torso, porque la silla sujetará por completo el cuerpo del niño. En los bebés, se recomienda utilizar un capazo u otro tipo de sistema instalado en posición contraria al sentido de la marcha. El cambio a una sillita colocada en el mismo sentido de la marcha debe realizarse lo más tarde posible.
La evaluación de manejo y ergonomía, junto con la de seguridad, se utilizan por igual para la evaluación general. Es importante que la silla se instale correctamente de forma intuitiva y que el número de pasos necesarios para el montaje sea el menor posible. Solo cuando el niño va sentado cómodamente los cinturones de seguridad y los laterales de la silla pueden ejercer su efecto protector.
Otro apartado de evaluación es el tipo de material; se realiza para detectar el posible contenido de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), ftalatos, materiales ignífugos, fenoles, compuestos de organotina, colorantes aso, formaldehido y metales pesados.
En los siguientes epígrafes se muestran resumidas las tablas con las sillas analizadas. Se diferencian por grupos en cuanto a peso y edad. El primero agrupa a los SRI para bebés de hasta 18 meses con un peso no superior a los 13 kilos. Un segundo grupo para niños de uno a cuatro años y un peso máximo de 18 kilos. Un tercero engloba a sistemas para niños hasta doce años y un peso entre 9 y 36 kilos y el cuarto donde aparecen modelos para niños entre cuatro y doce años y un peso entre 15 y 36 kilos.
