En España se transfieren al año más de 1,1 millones de vehículos usados. La creciente importancia del mercado del vehículo de ocasión ha venido acompañada de mayores niveles de exigencia por parte de los compradores, que demandan una mayor garantía y mejor servicio posventa, en definitiva una mayor confianza.
Si bien es cierto que el sector de la compra-venta del automóvil de ocasión ha mejorado notablemente en sus comportamientos y actitudes en los últimos años, con una mayor profesionalidad, responsabilidad y garantías ofrecidas por parte de los profesionales, no está de más asegurarnos por nosotros mismos. En la compra de un vehículo usado, conviene tener en cuenta unas pocas normas que nos ayudarán a que la elección se efectúe con un mínimo de garantías.
La información más completa sobre modelos, opciones, precios, etc., pasa por ser una labor ardua y lenta. Para abreviar trámites, acuda a los profesionales del sector. Ofrecen mayor variedad de elección, garantías de piezas y mano de obra y, normalmente, trabajan con coches en buen estado de uso. En caso de no gustarnos lo que nos ofrecen, siempre podremos "situarnos" mejor en el mercado tras haber sido informados por un profesional.
La compra a un particular puede ser ventajosa, por ofrecer un nivel de precios inferior, pero conviene asegurarse del estado del coche con un mecánico y comprobar que todos los papeles están en regla y el coche corresponde al que se describe en la documentación exhibida (verificar que el número de bastidor corresponde al que figura en la documentación).
No se precipite. Examine varios modelos y decídase por el que mejor satisfaga sus necesidades y se ajuste a su presupuesto. Las prisas son malas consejeras. Desconfíe de las gangas. Los mejores usados, los que no le darán problemas, tienen su precio, y no debemos obsesionarnos porque sea más o menos barato. Recuerde que lo barato puede salir muy caro.
Verifique con cuidado la pintura del vehículo en los pasos de rueda y capós, para detectar golpes anteriores, reparaciones, óxidos, repintados, etc. Conviene también comprobar las soldaduras del chasis con las aletas, además de que las ranuras entre las puertas y el capó sean homogéneas y que estas encajan y se cierran correctamente. Si puede, lleve a un profesional con usted a la hora de examinar el coche. El libro de mantenimiento de un vehículo puede ofrecer valiosa información sobre las operaciones de revisión que se han efectuado sobre éste. Que disponga de todos los sellos de haber pasado los períodos recomendados por el fabricante en le concesionario es una buena señal.
Atención al desgaste del recubrimiento del volante, pedales, palanca de cambios o apoyabrazos. A veces, son más fiables para determinar el verdadero uso del coche. Un cuentakilómetros no sirve más que como referencia en la mayor parte de los casos, y en algunos de ellos podría estar manipulado. Compruebe que el coche tiene pasada la ITV, sino no podrá transferirlo. Que haya pasado la revisión no quiere decir que se encuentre en perfecto estado de uso.
Controle el estado de los neumáticos, su fecha de fabricación (viene marcada en el borde del neumático con tres pequeñas cifras, las dos primeras corresponden a la semana y la última, al año de fabricación), si presenta grietas o cortaduras. La sustitución de los neumáticos es una de las operaciones más caras en el mantenimiento de un automóvil.
Si el vendedor es un particular, pruebe que todos los mandos y elementos del coche funcionan antes de comprarlo; una vez en nuestro poder, no podremos reclamar. En el caso de que la venta la efectúe un profesional, estas anomalías deben quedar amparadas por la garantía.
Prueba en carretera
En la prueba dinámica, circule lentamente para comprobar con mayor precisión la respuesta del coche. A mucha velocidad, hay ruidos y fallos que pueden pasar desapercibidos. Compruebe el correcto funcionamiento de la dirección, frenos, suspensión y amortiguación; no olvide nunca que se trata de un vehículo usado y no pretenda que funcione tan «redondo» como uno nuevo.
Cuando probemos el coche en carretera, es importante comprobar si no se producen desviaciones en las frenadas, circulando en línea recta sin que tengamos necesidad de apoyar las manos en el volante y que el coche no cabecea al tomar una curva o frenar. Los gases de escape azulados son un síntoma de que el motor se encuentra «en las últimas» o gasta mucho aceite. Una excesiva presencia de humo por el escape también puede indicarnos que el coche gasta demasiado o quema mal el combustible.
Un concesionario oficial o un compra-venta de probada solvencia, le ofrecerán coches a un precio superior al de un particular. La ventaja de los primeros estriba en que ofrecen garantía y los coches están revisados y ofrecen un funcionamiento correcto. Toda garantía, de la duración que sea y con las condiciones estipuladas, debe ser ofrecida por escrito para poder reclamar posteriormente un hipotético incumplimiento. Los profesionales están amparados por pólizas de seguro que cubren cualquier contingencia en este extremo.
Exija la documentación completa del vehículo, que el vendedor esté facultado para vender dicho vehículo, que se encuentre al corriente del pago del Impuesto Municipal de Circulación del año en curso (en el Ayuntamiento), y que no pesa sobre él ninguna orden de embargo o «reserva de dominio» por deudas (en Tráfico).
Las listas de valoración que figuran en los medios especializados, tanto de compra como de venta, son simplemente orientativas y corresponden al valor medio de un vehículo en su versión básica -sin equipamientos opcionales-, con una media de kilómetros anual entre 15.000 y 18.000 kilómetros y en buen estado de funcionamiento
Todo defecto, mejora, falta o adición de equipamiento, mayor o menor cantidad de kilómetros recorridos, pueden hacer variar, hacia arriba o hacia abajo, según el caso, la valoración o el precio del vehículo usado, independientemente de que se trate del mismo modelo, idéntica versión, matriculado el mismo mes y año.
Por último, deberemos tener en cuenta que los coches usados más requeridos son los del segmento utilitario (con longitudes de carrocería desde los 3,5 hasta los 4,30 metros), con un promedio de cuatro a cinco años de uso, en torno a los 75.000 kilómetros recorridos, y en una horquilla de precios desde 3.000 euros (unas 500.000 pesetas) hasta 9.000 euros (aproximadamente un millón y medio de pesetas).
La aparición en el mercado de vehículos nuevos del modelo que sustituye al usado que poseemos, hace que éste pierda valor rápidamente. Conviene estar enterado de la aparición de los nuevos modelos, para vender -o comprar, en sentido contrario, aprovechando el momento- en las mejores condiciones.
Durante el primer año de vida de un vehículo, la depreciación media se sitúa entre un 25 y un 30 por ciento. Luego, dicha merma se estabiliza a un promedio anual de un 10 por ciento hasta los 5 o 6 años. Es el momento de vender nuestro coche usado. Pasado este tiempo, la depreciación vuelve a ser muy fuerte.
Cambio de propietario
Un día cualquiera, meses después de haber vendido su vehículo usado, abre usted la puerta de su casa y se encuentra con un diligente cartero que le requiere para que firme un envío del Ayuntamiento, Ertzantza o Jefatura de Tráfico. La carta en cuestión abre el camino de un oneroso y desagradable problema: el requerimiento de pago de una multa o el Impuesto Municipal de Circulación del año en curso de un coche que creíamos vendido y transferido ya hace meses.
Este conflicto, no generalizado pero tampoco infrecuente, viene provocado obviamente al no haber efectuado el comprador del vehículo en cuestión la transferencia del mismo en el plazo reglamentario. Para el vendedor, los inconvenientes son muchos: el coche sigue figurando a su nombre, continúa siendo responsable pecuniario de las multas y los Impuestos de Circulación que vengan y, además, corre un serio riesgo de responsabilidad por la utilización fraudulenta, o incluso delictiva, en la que se vea inmerso el vehículo que vendió hace meses, incluso años.
Cuando esto sucede, la solución no es fácil. De momento, hay que pagar las sanciones e impuestos que pesen sobre el vehículo -el imparable procedimiento de apremio y cobro se sigue contra el titular que figura oficialmente en el registro de la Jefatura de Trafico de la provincia correspondiente- y reclamar después al que compró el vehículo (la mayoría de las veces, de difícil localización o incluso "desaparecido" a todos los efectos; alguien que actúa de esa manera, no se pone al teléfono fácilmente).
Si el comprador «no aparece» por ningún lado o se niega a responsabilizarse del pago requerido, queda solo queda una opción: dar de baja por venta el vehículo, que sigue estando a nuestro nombre, en la Jefatura de Tráfico en la que se matriculó por primera vez. A partir de este momento, la pelota pasará a estar en el alero del comprador que deberá efectuar la transferencia en un plazo no superior a los 30 días para librarse de una dura sanción -incluso la inmovilización del vehículo, si le «pillan»- y el requerimiento de transferencia obligada por Tráfico.
Hasta aquí, hemos relatado el peor de los escenarios posibles cuando se efectúa la venta de un vehículo usado. Para que eso no llegue a pasar, es conveniente seguir desde el mismo momento en que se cierra la operación de venta unos pequeños trámites para prevenir esos problemas. Lo primero es realizar la notificación de venta del vehículo, haciendo constar en el reverso del Permiso de Circulación la palabra "transferido" junto al nombre, apellidos y domicilio del adquirente, fecha de transmisión y firma reconocida. Dicha notificación de transferencia deberá efectuarse en los diez días hábiles siguientes a la venta del vehículo, en la Jefatura de Tráfico en que se tenga el domicilio legal o en la que se matriculó el vehículo.
A la notificación, debe adjuntarse el contrato de compraventa (original y copia, para su cotejo), con firma del vendedor y del comprador y en la que conste el reconocimiento por parte de ambos de la transmisión del vehículo y el numero de D.N.I del adquirente. También se aportará el documento acreditativo de estar al corriente del pago del Impuesto Municipal de Vehículos de Tracción Mecánica.
Transferencias profesionales
El cambio de titularidad de un vehículo se regula en base a dos procedimientos distintos, según se trate de operaciones entre particulares o las que intervengan empresas o profesionales dedicados a la compra-venta. En el caso de las empresas de compra-venta de vehículos usados, se les permite disponer de permisos temporales para efectuar pruebas a clientes.
Si un vehículo tiene "reserva de dominio" -por impago de letras, «leasing», hipoteca- o embargo por multas, no podrá concederse la baja ni la transferencia si no se cancela la «traba» y consta el permiso por escrito del acreedor.
En las operaciones de compra-venta que intervenga un profesional o una empresa dedicada a este negocio, el permiso de circulación del coche deberá ponerse a disposición de la Jefatura de Tráfico. Luego, se anotará la baja temporal del vehículo, que no podrá circular mientras no se solicite la renovación del permiso de circulación por el comprador definitivo.
Excepcionalmente, el vehículo podrá circular si dispone de permiso y placas de matrícula temporales de empresa concedidos al compraventa para hacer demostraciones y pruebas, además de la correspondiente póliza de seguro y la tarjeta de inspección técnica de vehículos.
Perfiles
El comprador tipo tarda algo más de dos meses como media en tomar la decisión de compra y durante este período de tiempo valora diferentes aspectos para determinar la marca y el modelo del futuro vehículo. La estética del coche -un factor que inclina muchas veces la balanza hacia un determinado modelo-, la seguridad, fiabilidad, prestaciones o consumos y, sobre todo, el precio se revelan como los aspectos más importantes de la decisión de compra.
Para el conductor español, la velocidad ha dejado de ser una exigencia prioritaria, y la seguridad y el confort ocupan los primeros lugares. La demanda sigue concentrándose en vehículos de los segmentos de coche pequeño-medio desde 3,5 hasta 4,10 metros de longitud, deslizándose progresivamente hacia vehículos de tamaño medio (desde 4,10 hasta 4,40 metros), con un completo equipamiento. El factor consumo de carburante es cada día más importante , como demuestra el hecho de que la demanda de vehículos diesel sigue avanzando imparable.
Entre los elementos de seguridad y confort exigidos por el comprador se sitúa en primer lugar la servodirección; luego, aparecen el aire acondicionado, cierres centralizados y elevalunas eléctricos. En el caso de los frenos antibloqueo ABS, la mayoría de los potenciales compradores afirman sin dudar que les parece un factor de seguridad decisivo que les gustaría tener en su vehículo usado. Los airbags, tanto de conductor como de pasajero, junto con las alarmas antirrobo, aparecen también muy bien valorados.